Entre la emoción por tantos saludos, a Guillermo se le mezclan un poco las ideas. Pide disculpas. Pero cuando se pierde en los laberintos de sus 100 años se encuentra con lo más preciado: su recuerdo de la Guardia Vieja. El tradicional cuarteto que formó con sus amigos cuando volvió de Buenos Aires hace 60 años aparece una y otra vez en la conversación. Su memoria atesora la formación con los hermanos Alarcón, donde Guillermo desplegaba su destreza con el bandoneón además de ejercer la dirección musical. La Guardia Vieja se formó en 1967, primero como un trío, y tuvo varios cambios de nombre a lo largo de su extensa trayectoria. Pero Guillermo siempre estuvo entre los músicos que recorrieron las noches de los bares rosarinos al ritmo del dos por cuatro. Ya en el final de la carrera recibieron homenajes y fueron convocados para inaugurar La Casa del Tango, a metros del distrito centro.