La postergación del debate en el Concejo de la cesión de facultades al intendente Miguel
Lifschitz para que defina, en el lapso de un año, aumentos de las tarifas del transporte público
(colectivos, taxis y remises) aplacó en parte la crispación política. Y también pareció allanarle
el camino al oficialismo para retener la presidencia del cuerpo. Aunque la tensión que marcó el
ritmo de la última semana dejó marcas en los hombres de la rosa roja y en la oposición.
Ya con la atención transferida a la sesión preparatoria del miércoles próximo (juramentos y
definición de autoridades y comisiones), el concejal electo Alberto Cortés (Proyecto Sur) consideró
positivo el planteo de Lifschitz, también acicateado por la falta de quórum, y no descartó seguir
dialogando, instancia que dejaría al socialista Miguel Zamarini a las puertas de su segunda
reelección como titular del Palacio Vasallo.
Cortés había condicionado su respaldo a que la Intendencia no obtuviera los llamados
superpoderes, entre otras sugerencias para mejorar la calidad institucional.
Que el referente de Proyecto Sur no levantase la mano hubiera implicado un desempate por sorteo.
La oposición, en tanto, siguió adelante con su pelea por la presidencia, cargo que, según el
oficialismo, le corresponde a la primera minoría.
Lifschitz fue claro con su pedido de posponer, “pese a contar con despacho favorable, e
inclusive con la chance de tener un voto más”, el tratamiento de la cesión de facultades
“el tiempo que sea necesario y avanzar, en lo posible antes de fin de año, con la
iniciativa”. Habrá que ver cómo actúa Cortés cuando Buenos Aires 711 insista ante el nuevo
Concejo.
La alusión a “un voto más” tampoco fue casual: apuntaría tanto al aún incierto
posicionamiento de Laura Weskamp, concejala electa del PRO, como a un hipotético acercamiento al
“radicalismo orgánico”, en este caso encarnado por Daniela León.
A su vez, la ausencia de Juan Rivero por razones de salud no fue el único detonante de los
sacudones en el bloque oficial. En los pasillos del Concejo pulularon las versiones de disidencias
con los superpoderes, al igual que los reproches a Zamarini por tomar distancia de la problemática
del transporte. Aunque no se vean, los cortocircuitos socialistas siempre están.
Desde la oposición, y más allá de chicanear con que el oficialismo “no quiso hacer un
papelón”, reconocieron que el anuncio de Lifschitz templó los ánimos, a tal punto que bajaron
el tono a la disputa por la presidencia. Sin embargo, otras voces graficaron: “Están los que
quieren morir con las botas puestas”. La estrategia disidente ingresó en etapa de
definición.
Se fueron
La modificación de la participación societaria de La Mixta, la
concesionaria de ómnibus gerenciada por el municipio y privados, no fue tratada ayer, en la última
sesión ordinaria del Concejo, ya que la oposición se retiró del recinto. El oficialismo había
planteado el proyecto, que tenía despacho, para tratar de revertir la crisis del transporte.