La defensora pública Nora Gaspire dedicó media hora a justificar el accionar de Leoncio. "Su intensión siempre fue volver con su familia y ver a sus hijos. Tal vez por una cuestión sociocultural no fue el mejor papá del mundo o el mejor marido del mundo, pero quería ver a los hijos", argumentó la letrada y acusó a Lorena de no haber sabido cómo llevar adelante su separación. "Si ella era la parte lúcida de la pareja, tendría que haber visto cómo la instrumentaba, porque Leoncio era parte de una familia de diez personas y se quedó solo", dijo. También enfatizó que a pesar de la violencia, fue ella quien decidió permanecer 26 años dentro de esa pareja. Los argumentos de la defensora desconocen la situación de violencia de género a la que Lorena estuvo expuesta toda su vida. Pero hay algo que es más grave: estos mismos argumentos se repiten una y otra vez en los Tribunales —y ahora en el Centro de Justicia Penal— cuando causas similares se ventilan en audiencias. La responsable de la violencia de género termina siendo quien la padece por no saber defenderse o, lo que es más real, por tener miedo de hacerlo.