El arzobispo de Rosario, José Luis Mollaghan, fue removido de su cargo y designado miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma. La designación generó distintas interpretaciones. Algunos creen que se trata de una "promoción" meritoria, incluido Mollaghan, mientras que otros adjudican el cambio a los efectos de una investigación encargada el año pasado por la Santa Sede sobre el arzobispado local, cuyo informe final nunca se hizo público. No obstante, hasta que se conozca su sucesor, quedará como "administrador apostólico" del arzobispado rosarino.
Desde la segunda perspectiva, la salida del ahora ex arzobispo debería verse como una forma elegante de "sacarlo del medio", elevándolo en la jerarquía. Una práctica no traumática y tan habitual en la Iglesia Católica que hasta tienen un nombre en latín: "promoveatur ut amoveatur". Sin embargo, Mollaghan afirmó que las denuncias en su contra fueron sólo "un relato" y dijo sentir su designación como "un llamado".
La investigación que puso al arzobispado local bajo la lupa estuvo a cargo de una comisión presidida por el arzobispo emérito de Mendoza, José María Arancibia, que realizó dos "visitas pastorales fraternas" a Rosario como coauditor del Vaticano, entre el 18 y el 22 de noviembre y el 10 y 13 de diciembre últimos.
El informe que se derivó de esa suerte de auditoría nunca tomó estado público, pero siempre se dijo que había sido encargado para analizar presuntas irregularidades en el manejo de fondos, denuncias de algunos laicos y sacerdotes que referían situaciones de "maltrato" y supuestos "problemas psiquiátricos" de Mollaghan.
Tras la investigación trascendió que el Papa analizaba distintas opciones para el alejamiento del prelado, que hasta ayer llevaba ocho años al frente de la Iglesia local. Entre ellas, pedirle la renuncia (tiene sólo 68 años, siete menos de los que requeriría para jubilarse) y designar a un arzobispo coadjutor o simplemente designarlo en otro cargo en el Vaticano.
Esa última opción fue la que ayer difundió la agencia católica Aica a través del nuncio apostólico, Emil Paul Tscherrig, quien hizo público que Mollaghan formará parte de una comisión "en fase de creación" para el examen de las apelaciones de eclesiásticos acusados o condenados por "delicta graviora" (delitos graves).
Vacante. Aica también informó que "hasta el nombramiento del sucesor en el arzobispado de Rosario, Mollaghan permanecerá como administrador apostólico sede vacante, con las facultades de obispo diocesano".
Y de hecho, a pocas horas de conocerse esa decisión, Mollaghan envió una carta pública a religiosos y laicos firmándola ya como “administrador apostólico de Rosario” y no como arzobispo.
En cuanto a quién sucederá al prelado al frente de la arquidiócesis, hasta ahora no existe información oficial, pero trascendieron algunos nombres.
“Conociéndolo a Francisco, podemos esperar una sorpresa”, se sinceró ayer el periodista especializado en temas católicos de la agencia Dyn, Guillermo Villarreal, quien sin embargo hace un mes había especulado con la posibilidad de que el reemplazante de Mollaghan fuera el actual arzobispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones, a quien definió como “hombre del riñón de (Jorge) Bergoglio” y jesuita como el Papa.
Luego de trazar una reseña biográfica de Mollaghan, la agencia oficial católica se encargó de destacar que el nuevo nombramiento posiciona al obispo “en el más importante de los dicasterios de la Curia Romana” y “en el marco de los cambios que se propone realizar” Francisco.
También adjudicó la designación a la “solvencia” de Mollaghan en el campo del derecho canónico, “conocida” y “apreciada” durante los siete años en que el prelado “trabajó en la curia porteña junto con el actual pontífice”. Aica también sostuvo que esa tarea ya fue confiada “recientemente” al obispo para que se abocara al “estudio” de “algunos casos”.
No traumático. Sin embargo, hay quienes se inclinaron por otras lecturas. De acuerdo a fuentes eclesiásticas citadas por Dyn, la designación de Mollaghan funcionaría como una salida “no traumática tras las irregularidades constatadas en el informe de la investigación remitida en enero a la Santa Sede” por Arancibia.
“Puede leerse como una promoción, que de algún modo lo es, pero en realidad el objetivo fue apartarlo de la diócesis”, dijo un sacerdote especializado en derecho canónico, que también sostuvo que no queda claro si en adelante Mollaghan “cumplirá sus funciones desde Buenos Aires y viajará de vez en cuando al Vaticano” o se mudará a Roma.
Como sea, en declaraciones a Radio 2 el obispo adelantó que le pedirá al Papa cumplir con su nueva función desde Argentina y afirmó que las acusaciones que se le formularon armaron “un gran relato” a partir de “una serie de cosas, de casos”, observados. Y por supuesto, negó haber mantenido cualquier enfrentamiento con Bergoglio durante su paso por la curia de Buenos Aires, la diócesis de San Miguel o la Conferencia Episcopal Argentina.
Su designación como miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aseguró, no lo tomó por sorpresa. Más bien, funcionó como “un llamado”.