Pablo Álbarez, el nene de 8 años que fue sometido a un trasplante de hígado al ser afectado por hepatitis fulminante, sigue evolucionando. En el sexto día de su posoperatorio sin complicaciones relevantes, el joven puede alimentarse por boca, de acuerdo al parte médico emitido en el mediodía de este lunes por la Unidad de Hígado y Trasplante Hepático del Sanatorio de Niños, donde fue intervenido quirúrgicamente.
Si bien continúa en la Unidad de Cuidados Intensivos, el niño, según el reporte, ya "tolera alimentación por boca, ajustando la dosis de inmunosupresores de acuerdo con los controles de laboratorio".
El parte médico emitido en horas del mediodía es una muestra más de la buena respuesta del joven, que este fin de semana tuvo contacto con sus padres, quienes lo pudieron ver a través de un vidrio e incluso acercarse mientras aún estaba en el posoperatorio.
“Le di un beso y le dije que le había mandando saludos todo el mundo. No hacía otra cosa que mirarme. Se dormía. Volvía a despertarse y no quería que me fuera. Yo tampoco, lo único que necesito es estar cerca de él”, contó la madre del joven, Vanesa tras el reencuentro cara a cara con su hijo.
Además de todas las instancias médicas para ir retirando los soportes invasivos e ir probando las drogas inmunosupresoras que intentan evitar el rechazo del órgano nuevo, Pablo recibirá apoyo profesional desde el punto de vista psicológico para ir asimilando todo lo que le sucedió, tal como ocurre en estos casos.
Los médicos del Sanatorio de Niños que asistieron, operaron y siguen la evolución del paciente se muestran cautos pero no dejan de mencionar que las cosas están “saliendo bien y de no presentarse ninguna complicación en diez días es posible que pueda irse a su casa”.
>> Leer más: Cómo fue el rápido traslado del órgano para el niño con hepatitis fulminante
Así lo señaló el cirujano Lisandro Bitetti, uno de los profesionales que forma parte del equipo de la Unidad de Hígado y Trasplante del centro médico de Grupo Oroño, el único lugar habilitado en esta zona del país para este tipo de intervenciones.
El miércoles 4 de mayo por la noche se conoció que un paciente había ingresado al Hospital de Niños Zona Norte, derivado desde el centro de salud Eva Perón de Funes, donde vive, por un cuadro complejo a nivel hepático.
La noticia cobró mayor relevancia ya que días antes la Organización Mundial de la Salud (OMS) había lanzado un alerta por un incremento de casos de hepatitis grave sin causa conocida en niños de Gran Bretaña y otros países del hemisferio norte.
>> Leer más: El niño de 8 años con hepatitis severa sigue en lista de emergencia para trasplante
A su vez, el Ministerio de Salud de la Nación en Argentina informó a la población sobre esta situación y pidió a los médicos que estén atentos ante la posible aparición de casos similares.
El de Pablo fue el primero en el país con esas características y por eso la situación encendió las alarmas, aunque los médicos y las autoridades sanitarias aclararon desde el principio que se trataba de un caso aislado, que no había otros pacientes pediátricos con problemas hepáticos severos y que en el 50 por ciento de los casos graves que requieren trasplante nunca se logra saber la causa que provoca la falla hepática.
La noticia recorrió el país. El apoyo hacia la familia de Pablo fue inmediato, tanto desde la comunidad de Funes (la ciudad en la que vive) como desde la de Rosario. También llegaron mensajes de apoyo en las redes sociales desde otras ciudades e incluso desde países de todo el mundo.
>> Leer más: Pablo, el nene trasplantado, sigue bien y le retiraron la asistencia mecánica respiratoria
Durante toda la semana rosarinos y funenses, en especial, siguieron de cerca cada una de las instancias de la enfermedad de Pablito quien, unos días después de ser internado, fue inscripto en emergencia nacional ante el agravamiento de su cuadro.
Hace cinco días apareció un donante compatible en La Pampa. Se inició el operativo y unas horas después de que llegue el órgano el nene fue ingresado al quirófano para recibir el injerto que podía salvarle la vida.
Alejandro Costaguta, jefe del equipo, y una veintena de profesionales se pusieron en marcha para lograr que el trasplante tenga éxito.