Por Eugenia Langone
Celina Mutti Lovera
La Mecha sigue Encendida, la organización que Juan Ponce, el hijo de Mercedes Delgado, sostiene en Ludueña con su mamá con bandera.
Bajo la bandera de Mercedes Delgado, la militante social y católica de barrio Ludueña asesinada en enero de 2013 al quedar en medio de un tiroteo entre bandas, la organización "La Mecha sigue encendida" trabaja en plena pandemia en tres barrios de Rosario, en lo que es "un homenaje" y "una continuidad" de su militancia.
Al frente está Juan Ponce, uno de los hijos de Mercedes y coordinador de la organización, que por ahora se sostiene con donaciones de privados y articula actividades con otros espacios sociales, llegando ya a unos 600 chicos en los barrios Moderno, Bella Vista y Nuevo Alberdi.
"No lo hicimos en barrio Ludueña porque acá hay tres comedores y hay otros espacios de la ciudad que lo necesitan más, así que ahí fuimos", recalcó Ponce y contó que ya venían trabajando en la idea y "la pandemia terminó acelerando todos los tiempos para ponerse en acción".
El tenía 13 años cuando en medio de la crisis de los 90 su mamá comenzó a colaborar en el comedor San Cayetano, en Ludueña, a la vuelta de calle Garzón, donde Mercedes vivía con su familia. Cuando la crisis comenzó a apretar y asomaba el estallido de 2001, Ponce comenzó a acompañarla en las actividad junto a su hermana, pero con las revueltas del 19 y 20 de diciembre, los ocho crímenes en Rosario y sobre todo el asesinato de Claudio "Pocho" Lepratti en el barrio, el adolescente decidió "largar todo".
La muerte de su madre, el 9 de enero de 2013, lo empujó otra vez a la calle a militar, esta vez exigiendo Justicia por el crimen. Esa noche, Mercedes estaba en su casa cuando escuchó los tiros en la calle, y alertada porque uno de sus seis hijos había ido hasta el quiosco a hacer un mandado, salió a buscarlo y se encontró con la bala que Daniel Riquelme disparó en el medio de un enfrentamiento (ver aparte).
Continuidad y homenaje
Ya en ese momento el camino de exigir Justicia por el asesinato de su mamá se fue transformando en otra cosa. "
Armábamos merenderos y copas de leche y ayuda alimentaria para la gente y lo seguimos haciendo de diferentes maneras una vez que logramos la sentencia", recuerda Ponce.
La pandemia apuró los proyectos. Con parte de esos compañeros armaron la organización "La Mecha sigue encendida", que tendrá su comedor en barrio Moderno, donde desde el inicio de la cuarentena están trabajando, y también llegaron con otras organizaciones a Bella Vista y Nuevo Alberdi.
"Lo veníamos armando y la pandemia nos apuró", señala Ponce y remarca que la cuarentena les dejó en stand by el trámite de la personería jurídica que habían iniciado. Así, con donaciones y la mirada puesta en "donde se necesita", arrancaron a trabajar hace ya dos meses.
"Es una forma de homenaje y continuidad a mi mamá", recalca una y otra vez; sin embargo, explica que hacerlo en Ludueña, donde ella militó durante 20 años, no tenía sentido. "Acá hay tres comedores, la gente tiene dónde recurrir y sería agotar recursos cuando el punto es dónde no hay", agrega.
Así pensaron en barrio Moderno, donde vive su hermana. Allí se preparan para levantar un comedor y mientras tanto asisten con la merienda a 140 chicos, y se cocina los domingos a la noche, ya que en la semana hay otros espacios y escuelas que también prestan asistencia alimentaria.
Otra pata la pusieron en el Club Lavalle, donde Benjamín, el hijo menor de Ponce juega al fútbol. "Vimos que los chicos no podían hacer actividad, los padres estaban sin changas y no había para sostenerse, y arrancamos", cuenta del inicio del trabajo en Bella Vista, donde ya hay 220 raciones que se cocinan los sábados a la noche.
La parroquia y sobre todo la incansable presencia del sacerdote Daniel Siñeriz fue la referencia en Nuevo Alberdi, donde aseguran que "las necesidades son muchas". Ahí ya son 270 las raciones de comida que se cuecen los miércoles y viernes a la noche, y para la merienda de los lunes a la tarde.
Así como la muerte de Pocho lo hizo "abandonar" la militancia tal como él mismo lo recuerda, el crimen de su madre volvió a empujarlo hacia ese lugar. "Fue como si nunca hubiera dejado de hacerlo. Los compañeros y las redes estaban, y arrancamos".
Campaña por el "no" al pedido de domiciliaria para el asesino
Cuando Mercedes Delgado escuchó los disparos y salió de su casa en busca de uno de sus hijos; en plena calle, Ramón Piedrabuena, su medio hermano David Ferriol y Jonatan Piedrabuena mantenían un enfrentamiento a los tiros con Matías Riquelme, su padre Daniel y su hermano Mauro. Era enero de 2013 y llevar a Daniel Riquelme, sindicado como el autor del disparo que termino con la vida de Mecha al banquillo de los acusados, no fue fácil. El hombre estuvo 20 meses prófugo y recién fue detenido en septiembre de ese año en la capital provincial. Condenado a 16 años de prisión, hace un mes pidió a través de sus abogados el beneficio de la prisión domiciliaria en el marco de la pandemia por ser diabético (no insulinodependiente) y si bien le fue negada, apeló la medida y esa instancia se resolverá mañana en una nueva audiencia.
En ese marco, las organizaciones sociales y familiares de la militante social de barrio Ludueña pusieron en marcha en las últimas semanas la campaña "No a la a la domiciliaria al asesino de Mercedes", un pedido que vienen sosteniendo desde entonces en redes sociales y en cada uno de los espacios de militancia barrial y social en los que participan.
"No cumplió ni la mitad de la condena, estuvo 20 meses prófugos. ¿Quién nos garantiza que eso no va a volver a suceder?", se preguntó Juan Ponce, el hijo de Mercedes, de cara a la audiencia de segunda instancia. Es más, Ponce, que junto a sus hermanos sufrió persecuciones y amenazas durante el proceso que lo llevó a Riquelme a la cárcel, consideró que "darle ese privilegio es una falta de respeto a la familia".