Con el objetivo de lograr una nueva ordenanza que sume el mayor consenso posible, el Concejo Municipal empezará el próximo miércoles a recibir a los diversos actores relacionados con la nocturnidad, que ya solicitaron audiencia para exponer sus puntos de vista. En lo que resta del año, los concejales recibirán a titulares de comercios, vecinos de locales de esparcimiento y asociaciones intermedias que sumarán sus inquietudes o propuestas para regular la trasnoche rosarina. Estiman que el proyecto definitivo de la ordenanza que fija las condiciones de habilitación y control de locales nocturnos llegará al recinto en las primeras sesiones del año próximo.
El próximo miércoles, los concejales de las comisión de Gobierno escucharán las posturas de los vecinos de barrio Pichincha y de la vecinal Maradona, que llevan años denunciando la ausencia de control en uno de los mayores polos del entretenimiento nocturno, voceros de la Asociación Hotelero Gastronómica y a miembros del Consejo de Discapacidad.
La entidad que nuclea a dueños de bares y restaurantes lleva tiempo advirtiendo sobre la necesidad de reformar la actual ordenanza de nocturnidad. Es más, hace cuatro años, había presentado a los concejales una propuesta para modificar los criterios de habilitación de lugares de esparcimiento, que fomente la actividad a partir de la creación de nuevos rubros.
En tanto, desde el Consejo de Discapacidad piden que la nueva normativa garantice el acceso y la posibilidad de circulación y presencia de las personas con discapacidad en los espacios de esparcimiento.
Buscar un nuevo ordenamiento de la noche es una deuda pendiente desde hace más de una década. La ordenanza actual, Nº 7.218, se sancionó en 2001. El último intento de modificarla y superar los "parches" que se fueron poniendo con el tiempo, como señalan quienes participan de la actividad, se llevó adelante en 2018; sin embargo, la iniciativa quedó paralizada.
La pandemia de coronavirus y su impacto sobre los hábitos de esparcimiento creó un nuevo escenario para la discusión. Según advierten los empresarios, la ausencia de políticas positivas primero y la crisis sanitaria después convirtieron a Rosario en "una ciudad sin noche".
Los números parecen darles la razón. De acuerdo a un relevamiento del sector, entre 2012 y 2018 cerraron sus puertas 20 locales nocturnos, entre boliches y bares con amenización musical. Muchos habían cambiado de rubro, convirtiéndose en cervecerías: solo en 2017 se habían habilitado 20 nuevos locales.
Censos más actuales muestran que Rosario pasó de tener unos 50 boliches en los 90 a menos de una decena. Del mismo modo que los espacios culturales (con actividades tanto nocturnas de espectáculos y shows, como diurnas de talleres y espacios de formación) también vienen sufriendo golpes continuos.
Según datos del Colectivo Rosarino de Espacios Culturales (Crec), tras la pandemia una decena de espacios cerraron sus puertas. Y de los 20 lugares que existían para recitales en vivo, apenas quedaron tres.
Los tiempos del debate
En el Concejo hay actualmente cinco proyectos para para modificar, complementar o reemplazar la ordenanza Nº 7.248. Las iniciativas llevan las firmas de los integrantes del bloque de Ciudad Futura, la actual presidenta del Concejo, la radical María Eugenia Schmuck, las concejalas justicialistas Silvana Teisa y Julia Irigoitia, y de la representante de Juntos por el Cambio, Daniela León.
Las iniciativas son coincidentes en sus objetivos: que el Estado tenga un rol más activo en el fomento de las actividades de esparcimiento y lograr que la movida nocturna no colisione con la rutina de quienes viven en cercanía de estos locales.
Según explicó la presidenta de la comisión de Gobierno del Concejo, Caren Tepp (Ciudad Futura), desde principios de mes, se analizaron las cinco iniciativas y se alcanzaron acuerdos sobre algunos temas. Uno de ellos fueron los aspectos más técnicos relacionados con los indicadores sobre insonorización, decibeles máximos permitidos o vibraciones.
En discusión hay, básicamente, dos tipos de propuestas. Las que siguen la estructura de la ordenanza actual, que divide a los locales de esparcimiento en dos grandes rubros en función de si se permite o no bailar a los asistentes, y otros que platean que los criterios de habilitación deben basarse en cuestiones más objetivas, como por ejemplo, los metros cuadrados del local o su factor ocupacional (la cantidad de personas que pueden ingresar a estos espacios).
"Para nosotros _explicó Tepp_ estos datos son importantes, ya que tienen un impacto directo tanto en los requerimientos de seguridad que debemos exigir a estos espacios para que quienes asisten puedan divertirse en forma segura, como así también en las medidas que deban implementar en su entorno para garantizar la convivencia con los vecinos".
Zonas promovidas
Otro de los puntos en debate tienen que ver con la planificación urbana nocturna. Hay iniciativas que proponen la creación de determinadas áreas o zonas para la radicación de emprendimientos nocturnos, con beneficios o facilidades particulares, con la intención de crear nuevas centralidades para la oferta de esparcimiento en los corredores de los seis distritos.
Además, se buscará reglamentar las actividades que tienen como escenario el espacio público, ya sea el uso de veredas y patios por bares y restaurantes, como las celebraciones o reuniones de jóvenes en plazas o parques que se concretan a través de las redes sociales.
"Para estos casos estamos analizando las normativas que existen en otras ciudades del país para ordenar las actividades que suceden en los espacios públicos", explicó Tepp y recordó que las ordenanzas anteriores no abarcaban estos temas porque se correspondían con el tipo de locales más frecuentes en esos días: mayormente, espacios cerrados y techados.
La referente de Ciudad Futura advirtió que esta modalidad cambió después de la pandemia, que provocó una mayor utilización de la vía pública o de los espacios abiertos en general. La nueva dinámica que no está exenta de dificultades ya que aunque no sean lugares donde haya espectáculos en vivo o transmisión de música por medios electrónicos, la presencia de grupos de personas en el espacio público tiene un impacto en el entorno", sostuvo Tepp.
En estos casos, se buscarán alternativas para mejorar la convivencia con los vecinos, como por ejemplo establecer horarios de funcionamiento diferenciales para las actividades que se desarrollan en espacios cerrados y lo que sucede en la calle.
Las rondas de conversaciones con todos los actores de la nocturnidad comenzarán el miércoles y continuarán durante las próximas semanas.