El gobierno municipal avanza en la rehabilitación integral de la fachada patrimonial y las galerías de nichos del cementerio El Salvador, que acumuló en los últimos años grietas y roturas que afectan además a la oficina y la capilla ubicadas a los costados del ingreso por Ovidio Lagos. Después de un proceso de evaluación del estado de deterioro, la Secretaría de Ambiente y Espacio Público propuso una serie de obras que llegarán también al frente que da a la avenida Presidente Perón.
La construcción original de la fachada del cementerio está fechada en 1888, cuando el arquitecto Ernesto Menzell, con unos 10 mil pesos —de aquella época— de presupuesto, erigió las dos columnatas ciegas que enmarcan una galería o pórtico entrante con el típico frontis. Encima de la nueva fachada, en correspondencia con la capilla católica, Menzell ubicó una espadaña, elemento algo extraño para este edificio de estilo dórico neoclásico.
Al deterioro por el paso del tiempo, el cementerio El Salvador se le sumó vandalismo, robos y un incendio a fines de marzo pasado, cuando unos delincuentes sustrajeron un equipo de música y prendieron fuego la sacristía de la necrópolis.
Según el pliego, entre los trabajos para los que están presupuestados unos 3,5 millones de pesos, se proyectó:
∞ La restauración del pórtico de ingreso incluidas las cubiertas de las oficinas y la capilla, y de las alas laterales que corresponden a los sectores de nichos.
∞ La rehabilitación de las cubiertas y la refuncionalización del sistema de desagües pluviales.
∞ Tareas integrales de limpieza sobre ambas fachadas, que incluirán la quita de vegetación parasitaria de las paredes, hidrolavado, limpieza de ornamentos, eliminación de capas de pintura, entre otras.
∞ Las dos fachadas volverán a su estado original. Según recordaron desde la Secretaría de Ambiente, la última intervención, y parcial, de estas características data de la década del 60.
∞ El sellado de fisuras, restauración de mamposterías, molduras y la realización de réplicas de las decoraciones deterioradas. Así como la rehabilitación de la cornisa y el cielorraso del pórtico.
∞ Tratamiento en los cimientos de las oficinas y la capilla, impermeabilizando de la azotea.
∞ La construcción de nuevas gárgolas de cemento en las alas laterales de la fachada de Ovidio Lagos para desagotar la lluvia.
∞ Nueva iluminación LED.
Un sitio icónico
"En el marco del programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio, queremos llevar adelante estas obras integrales para mejorar la fachada a través de distintas intervenciones, poniendo en valor este sitio icónico para Rosario. El cementerio El Salvador representa un capital histórico, patrimonial y cultural de gran importancia para la ciudad", señaló la secretaria de Ambiente y Espacio Público municipal, Marina Borgatello, que consideró que la necrópolis "debe, además de cumplir su función primordial, ser un lugar cultural, de arte, paseo y rememoración histórica.
Por eso, cada eje de trabajo, en esta oportunidad en lo concerniente a la infraestructura, busca mejorar la gestión pública de los cementerios y, en general, la calidad de los servicios en el mediano y largo plazo.
"En el caso de las dos fachadas, se volverá a su estado original, siguiendo con esa lógica de darle una preponderancia mayor a ese valor patrimonial", agregó la funcionaria.
Una larga historia que comenzó en 1856
El cementerio fue inaugurado el 7 de julio de 1856 después de clausurarse los dos enterratorios anteriores, que estaban en las cercanías de la actual Catedral y en terrenos del Centro Municipal de Distrito Centro "Antonio Berni". Así, el campo santo asumió el servicio público para una ciudad en crecimiento. De la época se mantienen algunos panteones, habiéndose demolido los viejos nichos que le servían de límite, y trasladados los restos a las actuales galerías.
Los nichos más viejos, y que están en un estado de deterioro avanzado, son de una época posterior a esta etapa fundacional o temprana. También existen sepulturas muy antiguas, varias de ellas en tierra, panteones de viejas familias o sepulcros cuyos datos ya se han perdido.
Según historiadores y estudiosos del tema, con la inmigración europea, el cementerio no detuvo su crecimiento. Se incorporaron solares y secciones con profusión de estilos: neoclásico, revivals, Art Nouveau, con un particular crecimiento en las décadas de 1920 y 1930, tiempos de abundante producción arquitectónica Art Decó.
A fines de la década de 1860, el terreno se subdividió mediante el trazado de calles internas, y se organizó el servicio de capellanía y sepultureros.
El cementerio asumió la forma casi universal: la ciudad de los muertos, la necrópolis, la ciudad de la muralla aislada de la urbe, que continúa guardando una historia que merece ser conocida. El campo santo aloja un alto valor patrimonial y escultórico con ornamentación, ánforas, guirnaldas, medallones realizados por artesanos marmoleros y yeseros. Varias generaciones de fundidores, albañiles, escultores, herreros, ceramistas, ladrilleros y artistas dejaron plasmada en el cementerio su obra, a veces pequeña, a veces monumental. Entonces, se funden la fastuosidad del sepulcro y la humildad del artesano, signo del poder social de cada difunto.
La Municipalidad de Rosario empezó en 2004 a catalogar y hacer un inventario del valor patrimonial urbanístico entendiendo que no sólo las estructuras sino también las casi 10 calles como la plazoleta Juan Elena Blanco, entre otros espacios paisajístico y museológicos, necesitaban ser protegidos.