Como si se hubiera tratado de una verdadera promesa, finalmente el sol salió
para el 25 y Rosario vivió el Bicentenario a pura fiesta. Durante todo el día y hasta bien entrada
la noche, la gente no dejó de circular por la zona del Monumento, epicentro de una celebración que
tuvo dos momentos culminantes: el acto oficial por la mañana, que apeló al recuerdo y la emoción, y
la inolvidable convocatoria nocturna, a la que respondió una multitud, entre rosarinos y turistas,
para disfrutar del show multimedia y la salva de fuegos artificiales. Como si esto fuera poco, el
miniturismo dejó en la ciudad unos 10 millones de pesos y las 9 mil plazas hoteleras estuvieron
colmadas.
Los actos arrancaron temprano con el tedeum que celebró en
la catedral el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan. Durante la misa, en sintonía con
lo que también pidieron otros sacerdotes del país, el prelado exhortó a un examen de conciencia que
alcance a todos, pero en especial a la dirigencia política, y a construir un "clima social y
espiritual" diferente, donde primen el respeto por "las leyes, la equidad, la moderación, la
paciencia y la capacidad de diálogo".
A la ceremonia religiosa le siguió el acto central en el
Monumento a la Bandera, donde unas seis mil personas se dieron cita para participar de los festejos
que, sin soslayar la instancia protocolar, apelaron mucho a la emoción y los recuerdos de
infancia.
El espíritu sensible del acto quedó claro no bien empezaron
a sonar las primeras estrofas del Himno Nacional, entonadas por Franco Luciani, Silvina Garré,
Fabián Gallardo y Litto Nebbia, e instrumentos como la armónica, teclados y guitarra eléctrica.
Tanto las palabras del intendente Miguel Lifschitz como la
puesta teatral posterior, dirigida por Cristian Marchesi, hicieron eje en la pregunta de "qué es la
patria". Unos 50 actores ayudaron a recordar, entre nostalgias y risas, el rol que los actos
escolares han jugado siempre en esa construcción social. La música y hasta el dibujo animado
sumaron a la fórmula mágica.
"La exclusión, la desigualdad y la pobreza pueden evitarse
en la Argentina", sostuvo el intendente y apeló a la unión de todos: "Es tiempo de dejar atrás las
frustraciones y la confrontación sin sentido, de recuperar un proyecto colectivo que se constituya
en una razón de nuestras vidas. Un proyecto para refundar la Nación, para recuperar la ilusión y la
utopía", sentenció.
Pero entre un acto y otro, y con un sol que brilló sin
interrupciones, la gente no volvió a su casa: siguió paseando. Y sobre todo, circuló por el
Monumento, el Parque Nacional a la Bandera, los otros parques costeros e incluso la peatonal, que
se vio tan concurrida como un sábado a la mañana.
Es que a los rosarinos se sumó una enorme cantidad de
visitantes. Los cálculos oficiales hablan de que el turismo dejó en la ciudad unos 10 millones de
pesos sólo durante el fin de semana largo.
Expectantes.
Se trató de un espectáculo que estuvo
a la altura de las circunstancias, con láser, sonidos y unos 20 minutos ininterrumpidos de fuegos
artificiales que dejaron boquiabiertos a grandes y chicos.
Así, Rosario brilló en el
Bicentenario y tuvo su broche de oro en el Teatro El Círculo, donde la Orquesta Sinfónica
Provincial de Rosario coronó la noche con el concierto de gala.
El espectáculo de luces y sonido que ayer deleitó a una
multitud en el Parque Nacional a la Bandera demandó una inversión aproximada por parte del
municipio de 300 mil pesos. Así lo confirmó anoche el titular de Eventos Especiales de la
Municipalidad, César Limonta, al término del show que se extendió durante 42 minutos.
Mucho antes de las 20, hora de la cita para el espectáculo de luz y
sonido que desde el día anterior venía esperando toda la ciudad, se vio desfilar una multitud rumbo
al río. A lo largo de su costa, el espectáculo de fuegos artificiales, luces y colores del
Bicentenario
flasheó.
l Los gastos