El verano se viene portando muy bien hasta ahora en Rosario. El calor, esperable para la época, dura unos pocos días y después llueve y baja la temperatura. Eso fue, por ejemplo, lo que ocurrió durante el festejo de Año Nuevo: a una noche agradable, que hasta permitió celebrar al aire libre, le sucedió una tormenta eléctrica que, a primera hora de la mañana, se terminó llevando el viento sur. Así, los rosarinos pudieron levantarse ayer con una mínima de apenas 15 grados, algo muy poco frecuente en los últimos años para un 1º de enero. Los pronósticos extendidos prevén que la tendencia se mantenga aún un par de días, con una amplitud térmica que irá de los 10º a los 30º. Luego el calor regresará a la ciudad y hasta mediados de la semana próxima las máximas treparán hasta los 38. Pero a no desesperar: más lluvias y otro frente de aire frío prometen un nuevo respiro. Esa será la alternancia, dicen, durante la mayor parte del verano.