“Es el número 4, Antonio”. Sin vacilar y después de superar una instancia angustiante, las dos hermanitas de 11 y 12 años abusadas sexualmente por un vecino y otros hombres que las trasladaban a un departamento de la zona oeste, identificaron ayer en una ronda de reconocimiento a una de las personas que las vejaban.
Con esta prueba irrefutable, que se suma a el testimonio de las víctimas al momento de la denuncia en la cámara Gesell —calificadas por los peritos psicólogos como “claros y verosímiles”— el juzgado de Instrucción Nº 5, a cargo de María Luisa Pérez Vara, sumó elementos para hallar a los responsables de un delito cuyo trasfondo conmociona al barrio Gráfico, y donde no se descarta la existencia de una red de pederastas.
Se trata de las dos niñas cuyo padre las obligaba a ir a limpiar la casa de un vecino que la abusaba sexualmente y que, a su vez, las entregaba a otros hombres. Estos las trasladan a un departamento privado donde, también entre varios, las sometían sexualmente.
Por el hecho están detenidos y procesados por abuso sexual con acceso carnal el padre de las nenas, V.W.C, de 42 años (agravado por el vínculo); la madrastra, J.A, de 42 años, y el vecino, A.J.S, de 57 años, apodado El Paraguayo.
Pero a los pocos días las causa sumó a dos imputados, Antonio C. (Toni) y Agustín. El primero fue mencionado por las nenas como quien las trasladaba en una camioneta particular desde la casa de El Paraguayo hasta un departamento particular ubicado cerca de las cuatro plazas, donde las sometían, filmaban y fotografiaban. El segundo es un vecino de las niñas, que también se sumó a los vejámenes.
Ayer se realizó la ronda de reconocimiento de Toni que, entre cinco personas, las nenas no dudaron en identificar: “Es el número 4, Antonio”. Una de ellas entró en una crisis de llanto, no sólo por el hecho de volver a enfrentar a quien las abusaba, sino porque en un momento se generó una discusión entre la fiscal de la causa, que no había sido notificada de la medida, y funcionarios del juzgado.
Fuentes allegadas a la causa indicaron a La Capital que durante el procedimiento la conducta de algunos funcionarios judiciales y policiales no reparó en la exposición de las víctimas (ver abajo).
Durante la ronda estuvieron presentes la fiscal Nº 11, Graciela Argüelles; la jueza Pérez Vara, la defensa de Antonio (asumida ayer formalmente por Carlos Varela, luego de la renuncia de varios profesionales); los integrantes del Movimiento Evita, con activa participación en la denuncia del caso y los abogados y psicólogos del Centro de Asistencia Judicial (CAJ) del gobierno provincial, que actúan como querellantes, patrocinan a las víctimas y brindan asistencia psicológica.
Lo cierto es que Antonio C. quedó seriamente comprometido en la causa. Ahora, se deberá esperar el mismo procedimiento con Agustín, pautado para la semana próxima. Luego, el juzgado deberá resolver la situación procesal de ambos imputados.
Errores que revictimizan
Las densidad de la historia de las hermanas abusadas se diluyó en los protocolos institucionales. Según fuentes con acceso a la causa, el reconocimiento estuvo repleto de sobresaltos. Hubo discusiones entre los funcionarios judiciales y destrato de los policías a cargo de la sala. Además, por un error se ordenó el reconocimiento de Antonio C. (Toni), cuando debió hacerse conjuntamente con el de Agustín (el otro imputado) para evitar la revictimización de las niñas, que vivirán la misma situación la semana próxima. Es evidente que se deben ajustar procedimientos que permitan resguardar los derechos de los niños.