El centro Diagnóstico Médico Oroño cumple cuatro décadas y la trayectoria coincide con el devenir que tuvo la tecnología, después del salto cualitativo de los años setenta, cuando comenzó a develarse la fisiología de los órganos, más allá de lo morfológico que hasta entonces podía verse. El 23 de mayo de 1978, un colectivo médico instaló el primer tomógrafo computado del interior del país, una bisagra en la salud de la ciudad y la zona. Hoy la tomografía computada multislice permite exploraciones inimaginables.
"El primer tomógrafo computado de cuerpo marcó un jalón importante en la historia del radiodiagnóstico, en aquel momento sólo había en Buenos Aires", explicó Roberto Villavicencio, médico especialista en radiología, único en el país reconocido por tres academias de medicina y heredero de la vocación y especialidad de su padre, José Roberto.
"En aquellos años se hacía radiodiagnóstico, con radiografías simples y contrastadas, y angiografías, pero analizar el cuerpo interiormente era algo imposible, la tomografía permitió ver por primera vez el cerebro, dejando atrás los procedimientos con algún grado de invasión, que se utilizaban para acceder en forma indirecta", comentó.
El equipo "de cuerpo entero", llegó desde Londres, adonde viajaron para comprarlo y recaló en Oroño 1526. "Fue un gran colectivo médico, un grupo muy numero, cada uno puso un poquito de inversión y así logramos el casi millón de dólares, era muchísimo dinero", relató Villavicencio, que lideró aquel desafío que no duda en recordar como un "esfuerzo monumental para la época".
Después de ese primer paso, y en el transcurso de los años, el centro incorporó tecnología aplicada al diagnóstico, al mismo ritmo que la ciencia las iba desplegando. Así llegó la medicina nuclear, ecografía, videoendoscopía, radiografía computada, resonancia magnética por imágenes, tomografía computada multislice de 256 pistas, litricia extracorpórea y, la última incorporación, estudios funcionales del tubo digestivo. En la actualidad, a la sede original y a Oroño 1515, también se suman los centros ubicados en el 1309 y 1441 del bulevar. Allí trabajan cien médicos y 220 técnicos y áreas soportes.
Según Villavicencio, la explosión tecnológica de los años 1970, en gran parte se debe a la Guerra Fría. "Al no haber más guerra, las grandes potencias en desarrollo, se volcaron todo el conocimiento y los grandes avances de la física en la parte científica", relató.
El beneficio fundamental es el diagnóstico temprano de las enfermedades; los hacemos en lesiones milimétricas, cuanto más se acercan al tamaño de una arveja, más posibilidades de curar definitivamente", enfatizó sobre el objetivo de máxima, que se logra con el aporte del "capital más importante, nuestro recurso humano".
"Aca la marcha y el trabajo siguen", enfatizó Villvicencio. Y su hijo Nicolás fue el encargado de dar las novedades, como la inauguración de tres sedes en San Lorenzo, Funes y Alto Rosario shopping, "con una impronta muy importante en el área de imágenes".