Vertiginosas han sido las transformaciones sociales, culturales y económicas acaecidas en las últimas décadas en el territorio nacional, y Rosario no ha quedado exenta de este derrotero. En la ciudad que abraza al Paraná, la prevalencia de pobladores criollos con sus tradiciones y el masivo y heterogéneo aluvión inmigratorio, han conjugado un conglomerado urbano que no termina por definirse en su unicidad, sino por contrario, ha dado forma a un disímil entramado sociocultural. A la luz de estos procesos ha surgido la cinematografía rosarina como expresión de un nuevo tiempo, y evidenciada en sus producciones ha quedado la densidad semántica de este período.
En los pasados veinte años, prolíficos realizadores cinematográficos rosarinos han dejado pioneras huellas en la producción de filmes exhibidos en urbes de todo el país, proceso que ha representado el origen de un arte propio e innovador. De talento exuberante y con vivaces interpretaciones estéticas, estos productores han sido precursores de un lenguaje fílmico, aventurados propulsores de una identidad local, que ha de combinar rasgos culturales de la relación criolla al mismo tiempo que aspectos simbólicos de las nuevas colectividades arribadas.
Entre las primeras ha de destacarse “El último malón”, escrita y dirigida por el Dr. Alcides Greca, como un film que expone una intensión revisionista sobre determinados procesos históricos recientes. Estrenada el 4 de abril de 1918, la cinta en cuestión representa el último alzamiento llevado a cabo por los indios Mocovíes en San Javier, el 21 de abril de 1904, desde un abordaje que reivindica el reclamo indígena frente a la usurpación de sus tierras por parte del gobierno y cuyo planteo argumental está respaldado por una notable solidez ideológica del autor.
Dueña de una innovadora narrativa, la obra de Greca ha merecido una entusiasta acogida en los públicos nacionales, junto a la favorable crítica de la prensa que la ha destacado por su emocionante trama dramática y la fidelísima presentación de costumbres.
Años más tarde, en 1921, carteleras locales anunciaban el estreno de “Pugilismo a conciencia o Mil trompadas por minuto” de Antonio Defranza, la primera producción íntegramente rosarina y con interpretaciones de jóvenes actores de la ciudad. El argumento versaba sobre el rapto de una chica efectuado por el Negro Coll y Sorbani. Bill Edward, era el protector que la defendía de la situación planteada, peleando con sus rápidos y hábiles puños. Con todos sus componentes, ha sido considerada como una sugestiva producción que transcurre en un ambiente agradable y familiar.
En virtud del auspicioso contexto dado para la producción fílmica, en 1922 comenzábase a rodar en Rosario “El suplicio del fuego”, cuyo estreno ha de ser efectivo al año siguiente. El filme ha contado con el célebre James Deveza como su director guionista y primer actor, en una trama que se ha posado sobre la historia de una joven capturada por una banda de peligrosos delincuentes. De especial valor es la espectacularidad y audacia de ciertas escenas de esta pieza, con hartos efectos de movimiento, en especial sobre un tren, y decorosas imágenes de geografías diversas.
Estrenada primero en la ciudad de Buenos Aires, exhibíase el 26 de abril de 1924 en el cine Palace Theatre y Moderno de Rosario “La epopeya del gaucho Juan Moreira o El último Centauro” dirigida por el periodista uruguayo y residente rosarino Enrique Queirolo. Esta producción se ha basado en el texto de Eduardo Gutiérrez y fue rodada en Chaco, Córdoba y las quebradas del majestuoso Saladillo. En claro empeño por recuperar los aires tradicionalistas, Queirolo ha propiciado en esta obra animados números camperos y bailes folklóricos, y su apuesta ha despertado amplio interés en la crítica.
Al amparo del creciente desarrollo cinematográfico acobijado en estas tierras, continuábase renovando la propuesta fílmica, y Rosario culminaba por convertirse durante los años 20 en distinguida plaza de producción artística para las grandes pantallas. En ese tiempo realizábase también “Una mujer moderna” de Esteban Peyrano. Rodada en 1925, tratábase de una comedia satírica que ha tenido como nudo a un matrimonio en el que el marido ridiculiza a su esposa tras haberse cortado el pelo a la “garçonne“. Con un estreno frustrado, el filme de Peyrano ha representado un avance en los modos de financiamiento de estas producciones, en su caso, apoyado en las contribuciones de comerciantes locales.
En 1927, Antonio Defranza comenzaba a rodar en las barrancas de Alberdi “Hormiga Negra”. Su apuesta fue por una película de aventura, y el protagonista hubo de ser el gran Eduardo Ricart, con su interpretación de un personaje gauchesco.
Pero cuando la cinematografía rosarina navegaba por aguas calmas y su impacto en la opinión pública había sido relativo, en 1928 destapábase el velo de la polémica en la ciudad con el estreno de “Mujer tu eres la belleza” de Camilo Zaccaría Soprani. La exhibición de desnudos femeninos entre las escenas presentadas fue causa de un impulso pertubardor en algunos públicos. Empero, la propuesta del director ha sido digna de admiración. La obra constituye un filme integrado por dos rollos de origen francés que contenían escenas filmadas en talleres de pintores, en playas de moda y gimnasios. Las mismas han sido yuxtapuestas con otras rodadas en Rosario.
Nacido en Italia, Soprani se ha desempeñado como jefe de la página de Espectáculos del diario La Capital, siendo también director de la revista “Cinema Star”. Su primera producción ha demandado una inversión de 18.000 pesos, y habría obtenido alrededor de 180.000 pesos de ganancia. No obstante, lejos de incursionar en la cinematografía con fines solo comerciales, Soprani ha profundizado en los estudios teóricos sobre la materia, con propio desarrollo, de gran aporte a la vanguardia estética local.
En 1929, estrenábase el filme “La leyenda del Mojón”, también de Soprani. Bien acogido por el público, tratábase de una producción puramente criolla donde se ha enaltecido la figura gauchesca, el espíritu de nuestra tradición y el amor a la patria. Descollante versión cinematográfica adaptada del poema gauchesco que lleva el mismo nombre.
Luego, en 1931, Soprani hubo de cumplir el rol de productor en la realización del largometraje “Juan de la Cruz Cuello”. Dirigida por el catalán José Romeu, el filme ha representado la más grande inversión de la cinematografía local hasta nuestros días. El exhaustivo despliegue de vestuario ha sido el principal motivo para lo cual.
Dos años atrás, Soprani ha presentado su última realización “El hombre bestia” en el Cine Alberdi de nuestra ciudad. En ella se ha narrado la historia de un aviador norteamericano que habiendo transcurrido varios años perdido en la selva deviene tras un accidente en una especie de animal. Éste, tras ser atrapado por un científico loco que le inyecta una fórmula química de su propia invención, se transforma en un perseguidor de doncellas.
Entre escenas rodadas en la zona de Alberdi y algunas islas vecinas, en esta producción ha contado con las actuaciones de Saverio Yaquinto, Raúl D’angeli, Lito Bayardo, Elvira Fatti y Carmen Quiroga. Destacados han sido algunos pasajes del filme de profunda apuesta escénica tomados de producciones internacionales. Conocida la evolución filmográfica nacional, se ha podido afirmar que “El hombre bestia” de Soprani constituye la primera película de género fantástico que en esta nación se ha realizado.
Recientemente, se ha estrenado en el Cine Capitol la última producción fílmica que cuenta nuestra ciudad. “Viejo Barrio” dirigida por el célebre Isidoro Navarro, una apuesta estética que ha contado con un excelso rigor técnico. Para esto, Nira Films, la empresa filmadora, ha reunido todos los elementos que requiere la cinematografía, permitiéndole la instalación de costosos y variados escenarios, cuyos proyectos estuvieron a cargo de nuestro conocido arquitecto don Ermete De Lorenzi y fueron realizados por el escenógrafo J. Rolando. Amplia muestra de la destreza cinematográfica de los creadores locales ha constituido esta producción.
En los últimos veinte años, Rosario, su devenir histórico, sus lugares y costumbres, han podido reflejarse en las numerosas interpretaciones que los pioneros de una nueva narrativa fílmica han protagonizado. No ha sido extraño por esto, que el nutrido ritmo de la producción cinematográfica rosarina haya caracterizado un importante proceso de construcción simbólica e identitaria a escala nacional. Sobre estos hechos, podemos determinar que el lenguaje del cine ha dejado atrás su carácter incipiente para hacerse dueño de un peso considerado y cada vez más incurrido por las industrias culturales y sus inquietos públicos. Proceso que, confiamos, ha de continuar en magnitud creciente.
(*) El artículo que acabas de leer es una ucrónica que forma parte del documental transmedia Tras los pasos de El Hombre Bestia, un proyecto desarrollado por la Dirección de Comunicación Multimedial de la Universidad Nacional de Rosario que busca experimentar nuevas formas narrativas, ensanchando el relato documental a través de múltiples medios y soportes.
Las noticias ucrónicas pertenecen a un género que encabalga hechos históricos y ficciones. Los hechos relatados constituyen acontecimientos que efectivamente sucedieron, a los que se agrega un punto de cambio.
La presente noticia ucrónica, por ejemplo, recoge la historia de la producción cinematográfica rosarina de principios del Siglo XX. Los actores, directores, películas, estrenos y fechas son reales. La ficción se hace presente en el personaje del cronista y en el tiempo de redacción: la ucrónica se manifiesta como escrita en Diciembre de 1936, aunque se publica en un medio digital en el año 2013. Acontece entonces un relato transcronológico que recupera en el presente el estilo narrativo de aquellos años.
Más información sobre el documental transmedia en: www.elhombrebestia.com.ar