Un comerciante dueño de un pequeño almacén en la zona norte (barrio Sarmiento) tiene el triste récord de haber sufrido 33 robos en tres años. Raúl Gómez contó ayer que todos los días, cuando va a trabajar con su esposa e hijos, ruega que eso no le vuelva a pasar.
"Acá estamos esperando que alguien nos proteja", fue la respuesta del comerciante ante la primera pregunta. Y, de inmediato, sin más trámite, siguió su relato dando cuenta de lo que le tocó vivir: "En tanto hechos, me atacaron con un machete, me apuntaron con una escopeta recortada y con revólver. Una vez sufrí un robo tipo comando, realizado con cuatro o cinco motos, en otra oportunidad a mi hijo lo tuvieron arrodillado con una pistola en la cabeza. Y hasta golpearon y empujaron a mi mujer".
Así, contó que, salvo algunos concejales, "ninguna autoridad municipal ni provincial se preocupó" por su seguridad.
Desde su negocio ubicado en Juan B. Justo 1901, en la zona norte de Rosario, el comerciante dejó en claro que "desde hace mucho tiempo" viene pidiendo que "haya más patrullaje en las calles y que el barrio no siga sufriendo".
Y luego dijo que los episodios ocurren sucesivamente. "Nosotros, mientras tanto, esperamos que nunca nos pase nada grave".
Gómez tiene el negocio desde hace 23 años. "Somos vecinos de esta zona de Rosario desde toda la vida. Trabajamos desde las 7 de la mañana hasta las diez de la noche. Ya no sabemos qué hacer", expresó, antes de remarcar que, después de tantos pedidos de ayuda, "sólo algunos funcionarios del Concejo Municipal se interiorizaron por la cantidad de robos que sufrimos. Tuvimos una reunión. Fueron muy atentos y elaboraron un proyecto con la solicitud de más vigilancia y la instalación de cámaras conectadas al (sistema de emergencias) 911".
Las situaciones de violencia y zozobra fueron tantas que hasta, con su familia, se acostumbró "a poner las manos en la nuca y decir «llevate todo» con tal de evitar cualquier tipo de agresión física.
Luego, dijo que si tuviera a las autoridades responsables de la seguridad enfrente, les diría: "Por favor, preocúpense más por nosotros".
Incluso, se animó a ensayar los motivos de la inacción de las autoridades: "Sabemos que la policía no tiene chalecos, armas y a los patrulleros les falta nafta, pero los platos rotos siempre los pagamos los vecinos, y vemos que no hay reacción".
harto. Raúl Gómez, ayer y como todos los días, trabajando en su local.
"Sabemos que la policía no tiene chalecos y a los patrulleros les falta nafta, pero los platos rotos los pagamos nosotros"