Todo comenzó cuando Miguel se estaba preparando, cerca de las 8, para salir a trabajar como todos los días. Pero de pronto se sintió mal, se descompensó y comenzó el peregrinaje de los familiares para conseguir asistencia médica.
Inmediatamente llamaron al Sistema Integrado de Emergencia Sanitaria (Sies) pero, según contaron, no obtuvieron respuesta.
“(Miguel) Se empezó a poner morado, llamamos al Sies y dijeron que no podían venir porque las ambulancias estaban todas ocupadas. Como empeoraba la situación, volvimos a llamar y aseguraron que no podían porque todas las ambulancias estaban ocupadas”, contó un allegado al fallecido.
Al respecto, continuó: “Después de eso fuimos a la subcomisaría 24ª y nos dijeron que no podían hacerse cargo y que fuéramos al centro de salud (del barrio), porque la idea era que llamaran a una ambulancia
para que viniera”.
“Fuimos al centro de salud y nos dijeron que no podían movilizarse del lugar porque no tienen autorización para salir”, indicó. Y precisó que por entonces, y pese a que habían pasado varios minutos, Leiva estaba con vida.
“Volvimos a la casa y, si bien estaba mal, todavía se encontraba con vida. Regresamos a la comisaría para que fueran a la casa o llamaran una ambulancia. Entonces, llamaron al Sies y dijeron que todas las ambulancias estaban ocupadas”, agregó.
Lo concreto es que Leiva murió en su casa, sin atención médica y delante de su esposa y sus hijos. “La ambulancia del Sies, que comenzamos a llamar a las 8, llegó a las 10, cuando ya había fallecido. Los médicos constataron que no tenía vida y lo dejaron en ese lugar”, señaló un vecino.
Pero eso no fue todo para los familiares de Leiva: tuvieron que esperar hasta las 15 a la ambulancia que trasladó el cuerpo al Instituto Médico Legal.