El choripán es una comida muy popular, pero pocos manuscritos existen sobre sus orígenes a mediados del 1800; y muchos menos que el primer registro conocido hasta ahora sobre este sandwich fue escrito por un teniente coronel, Manuel Prado, quien murió en 1932 en Rosario. También que la élite rosarina hasta esos años, a diferencia de la porteña, estaba convencida de que conservar la vajilla antigua no era prestigioso; al contrario, cambiarla rápido y constantemente era signo de progreso y bienestar económico.
"Hablar de lo que se come es hablar de lo que somos", definió Silvana Schulze, directora del Centro Cultural Cine Lumière, sobre lo que serán las X Jornadas de Historiadores y Cronistas Barriales que se realizarán entre mañana y el sábado en las instalaciones de Vélez Sarsfield 1027 y que versarán sobre "Recetas de barrio".
En esta edición, además, habrá una muestra fotográfica. También un recetario seleccionado de comidas populares, y no tanto, aportadas por vecinos de la ciudad y los alumnos de las escuelas J.M. Estrada y Nicasio Oroño, que se repartirán entre los asistentes. "El recetario colectivo incluye comidas italianas, españolas, variedad de empanadas y bastantes postres", detalló Schulze, quien aseguró que más de uno "rompió con el secreto culinario familiar".
Esta evocación al pasado, a la mesa familiar, a las comidas de todos los días, a las recetas de la abuela, al arte culinario y los componentes secretos serán los condimentos esenciales del evento que congregará especialistas, aficionados en la materia, docentes, estudiantes y todos aquellos interesados en exponer sus trabajos. "Son charlas pensadas y dirigidas a quienes deseen conocer y participar en esta construcción colectiva", apuntó Angela Tasca, integrante del Museo Itinerante del Barrio Refinería y una de las personas que cocina desde hace una década el intercambio de recuerdos y vivencias de los barrios rosarinos, que luego se degustan a lo largo de las jornadas de historiadores y cronistas barriales.
Dentro de las ponencias que se podrán escuchar a partir de mañana habrá disertaciones sobre las festividades de noche buena en los talleres del ferrocarril en Pérez, sobre Nilda de Siemienczuk, las propagandas y otras yerbas, cocina y comida chacarera y tradicional, acerca de los sabores que ingresaron por la República de la Estación y la historia del choripán y las vajillas un siglo y medio atrás.
La propuesta, como cada año, apuesta a rescatar el patrimonio histórico de los barrios con la intención de ir forjando la memoria popular, a partir de diferentes relatos. Los cronistas e historiadores barriales prepararon sus relatos, que son sazonados con recuerdos, fotos y en no pocos casos con investigaciones que lo artesanal convierten en profesional. Aunque, como valoró Tasca, "más que para historiadores profesionales, las jornadas son para gente que le gusta la historia barrial".
Recuerdos de familia. Entre los historiadores de los barrios rosarinos se conformó una comunidad en la que la voz, la charla y el encuentro es un ritual que se celebra anualmente durante las jornadas en el Centro Cultural Cine Lumière. Por ello, y para algunos de los que dejaron sus relatos vivos en el museo, habrá un homenaje el sábado al mediodía.
Pero también habrá espacio para el humor, y será a través de una comida de palabras, en las que se recorrerán frases que cualquiera recuerda seguramente.
Las jornadas de historiadores y cronistas barriales nacieron en 2006, año en que el que se abordó como eje "Recordando el barrio". En las ediciones siguientes se trataron "Juegos y juguetes a través de la historia" (2007); "Historias sobre rieles. El ferrocarril y el barrio" (2008); "El cine, mi barrio, mi gente" (2009); "Memoria fotográfica. Fotos antiguas, historia y vida cotidiana" (2010); "Boliches. De bares, cafés, fondas y pulperías" (2011); "Carnaval, cuando el barrio era una fiesta" (2012); y "Vida de barrio. Instituciones, costumbres y personajes barriales" (2013).