Mientras se discute la veracidad de los índices inflacionarios, la realidad
sacude a los sectores más carecientes de la ciudad. Los comedores comunitarios estuvieron
recibiendo en los últimos meses al menos un 20 por ciento más de comensales que los habituales. Y
aunque la Secretaría de Promoción Social municipal aumentó las partidas para la compra de alimento,
los coordinadores siguen insistiendo en que el dinero no alcanza.
Un ejemplo de esta realidad es el comedor comunitario Santa Clara, que funciona
en la casa de Marta González, en Avellaneda al 4200. La mujer recibe de la Municipalidad dinero
para 200 raciones de comida, pero este año los comensales se duplicaron y llegaron a 490. El
subsidio no es suficiente y la mujer tiene que hacer "magia" para multiplicar los alimentos.
Incluso los mismos vecinos —la mayoría cartoneros— intentan llevar
algo de comida para paliar la situación. "Algunos traen paquetes de fideos y con eso intentamos
zafar", cuenta Marta, que se apena, y cada vez más seguido, cuando debe decirle a alguien que "ya
no quedó nada".
Cambio de dieta. Una realidad muy semejante es la que se vive en el Centro
Comunitario 20 Amigos, de barrio Triángulo. Allí van las mamás con un recipiente y reciben un
cucharón de comida por persona. Luis Moscchini, presidente del centro, cuenta que hasta principios
de año alimentaban a 120 personas, pero ahora ya son 220. La solución fue cambiar la dieta,
eliminar la carne y hacer más arroz o polenta. El comedor funciona lunes y martes, aunque cuando
empezó, en 2000, lo hacía todos los días.
Esta realidad se vive en todos los barrios. Viviana Ordóñez, del comedor Niño
Jesús de Belén (Cafferata 2568), dice que debió dejar de funcionar un día a la semana porque ya no
alcanzan las raciones.
En las parroquias. Los 53 comedores de Cáritas que alimentan a 20 mil personas
registraron un aumento del 20 por ciento de convidados. Pero el hambre no llega sólo a los centros,
sino también a las parroquias donde cada vez más los indigentes van a pedir un pedazo de pan.
"Si bien no estamos viviendo el desborde de 2001, en los últimos cuatro meses se
nota un aumentó de la demanda", explica la directora de Cáritas, Marta Viguera de Marchetti. Desde
la entidad remarcan que van cada vez más madres a los comedores donde antes sólo había niños.
El salvavidas. El secretario de Promoción Social municipal, Fernando Asegurado,
ratificó que la intendencia otorgó 100 mil pesos más por mes, lo que representa un 25 por ciento de
lo que se destina a los comedores. El funcionario señaló que "en febrero y marzo notaron un aumento
de la demanda, pero que ahora se estacionó".
Desde la Municipalidad se atienden los 30 centros Crecer, donde se alimenta a
2.000 chicos, además de abastecer a 331 comedores comunitarios.
Si bien en las escuelas no se notó un incremento en la cantidad de chicos que
asisten al comedor, el impacto inflacionario repercutió en la compra de alimentos. Desde el
Ministerio de Educación provincial, la subsecretaria de Coordinación Técnica y Administrativa,
Griselda Fuentes, manifestó que "hubo que incrementar la ración para copas de leche y para los
comedores". Con la ayuda de un subsidio de la Nación, en cifras esto significó que la ración de
copa de leche pasó de 0,30 a 0,75 y la de comida aumentó de 1,30 a 2 pesos.
El Ministerio de Educación provincial, sólo en Rosario, cuenta con 306 escuelas
con comedores. En ellas 96.801 niños reciben la copa de leche y 45.098 asisten al comedor.