Los trabajadores del Hospital de Niños Víctor J. Vilela continuarán hasta el mediodía con el
paro que arrancó ayer para reclamar por más personal e insumos. A las 12, y siempre condicionada a
la respuesta de la Municipalidad, una asamblea decidirá si la huelga se prolonga con el objeto de
obtener 38 puestos de trabajo. Para el secretario de Salud de la Municipalidad, Lelio Mangiaterra,
será la mesa de relaciones laborales, de inminente reunión, la encargada de destrabar el conflicto
que tiene como eje la incorporación del personal.
“No es esa la cantidad de bajas que se debe reponer en el
Vilela”, dijo Mangiaterra y aseguró que la Municipalidad maneja otros números sobre el tema.
Por lo pronto, en junio hubo 10 incorporaciones y se esperan otras 6 para septiembre. Además, el
funcionario explicó que en toda la red de salud de la ciudad hay movimiento de unas 160 altas y
bajas anuales que es necesario cubrir.
Ahora la única instancia de resolución será la mesa de relaciones
laborales que debería constituirse en las próximas horas. “El paro nos sorprendió porque más
allá de alguna rispidez venimos trabajando en forma armónica con el sindicato de
municipales”, explicó el funcionario, quien, además de focalizar el problema en los recursos
humanos pendientes, admitió la falta de insumos, sobre todo jeringas y agujas, y de la ropa de
trabajo, a razón de dos mudas por año, que lleva varios meses sin entrega.
El paro se realizó con garantías de guardias mínimas y cirugías de
urgencias, mientras que en los consultorios externos los profesionales atendieron. “Esto no
es lo mismo que parar una fábrica”, dijo un médico cardiólogo de vasta experiencia a La
Capital.
La huelga arrancó con las primeras horas de ayer y a media mañana una
asamblea ratificó el rumbo tomado en la protesta. “Se votó la continuidad del plan de lucha
hasta mañana (por hoy) donde se vuelve a decidir”, explicó el secretario adjunto del
Sindicato de Trabajadores Municipales de Rosario, Antonio Ratner.
Desde el núcleo duro del trabajo hospitalario, el sector de enfermería
aseguró que el reclamo es justo más allá de cualquier consideración que se haga sobre el mismo.
Desde esta área indicaron que este año el trabajo fue tan intenso que el estrés disparó un
ausentismo por enfermedad que rozó el 20 por ciento. “Fue peor que en el pico de gripe A del
año pasado”, explicaron. También dijeron que la atención no se resiente y conserva la calidad
de siempre a costa de jornadas extenuantes de doce horas cada una.
“Mantener este nivel de trabajo durante varios días seguidos
termina en un agotamiento; caemos enfermos, lo que nos agota hasta el límite no es el trabajo
normal sino la angustia y el estrés de tener que resolver situaciones con escasez de
recursos”,
aseguraron.