De a pedazos, así como siempre se construye la memoria; en relatos, imágenes, notas periodísticas, documentos y también cartas de amor, el colectivo travesti trans de Rosario trabaja en un proyecto que sus propias hacedoras reconocen como "inmenso", nada menos que poner en marcha el primer Archivo de la Memoria Travesti Trans de Santa Fe. Desde un espacio cedido por Secretaría de Derechos Humanos de la provincia para hacer rodar la iniciativa de la que participan antropólogos, historiadores, archivistas y abogados, contaron el trabajo iniciado en octubre de 2020. La apuesta es dar cuenta de la represión, muerte y desaparición que sufrieron durante la última dictadura cívico militar, pero va más allá y llega a los años de la democracia en los que continuaron siendo víctimas de violencia y persecución. Este año, atravesaron un 24 de Marzo diferente y no solo porque en el marco del Día de la Memoria este lunes, a las 17, por primera vez realizarán acto en homenaje a sus compañeras detenidas y desaparecidas en el Paseo de la Diversidad, sino además porque se plantaron en primera persona para contar su propia historia.
La mirada es sobre lo que les pasó y nunca fue contado, esos retazos de la historia que aún no se construyeron. Así lo cuentan Karla Ojeda, Marzia Echenique y Carolina Boetti al recalcar cómo las y los integrantes del colectivo LGTBIQ+ fueron víctimas de persecución, muerte y desaparición.
“Si decimos que la memoria es de todes, debemos decir dónde están las memorias de las travestis y trans de Santa Fe”, dice Karla Ojeda, y hace hincapié en que el proyecto está pensando "como una herramienta educadora y transformadora" también del tiempo presente.
Antes del exilio Marzia pasó hasta seis meses detenida y sin condena en la ex Jefatura de Policía en lo que por entonces llamaban el "Pico H” que era el pabellón de homosexuales y después de 1984 en el espacio de Unidades Especiales en el segundo piso del mismo edificio. "Es un compromiso moral haber dado vuelta la página de nuestra vida en la que nos quitaron todos los derechos morales y existenciales para transformarlo en una memoria que sea colectiva y contada por nosotras mismas”, agrega.
Los retazos
Las entrevistas a sus propias compañeras, la búsqueda de fotos, documentos y hasta cartas de amor que aparecen en esos encuentros son parte del material que vienen recopilando desde octubre con la ayuda de un equipo de investigadores y profesionales audiovisuales. Si bien son “autogestivas", dejan en claro y saben de la necesidad “de los lazos y las patas de los diferentes niveles del Estado para concretar el proyecto”.
Así, de a poco, ese material, lo reúnen justamente en el espacio de Dorrego y San Lorenzo que la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia les cedió para trabajar, dos pisos por debajo del lugar donde llegaron a pasar hasta seis meses detenidas y ahora además intentan rescatar como Espacio de Memoria.
Y sin ir más lejos el punto de partida, como señaló Marzia, son sus propias fichas de los años en que pasaron presas. "Nosotras como víctimas tenemos acceso a esas fichas y con nuestro DNI podemos ir y rastrear nuestros archivos, ese es un punto de partida", dijo sobre el acceso a la información.
Lo cierto es que ante la amplitud del proyecto vienen trabajando en diferentes áreas. Ellas mismas están llevando adelante las entrevistas personales con sus compañeras, algo que las lleva no solo a volver a pasar por el cuerpo sus propias historias, sino además abre reencuentros después de muchos años.
“Se juegan las emociones y las entrevistas nos llegan muy profundamente”, afirma Karla. Para Marzia, los recuerdos hubo que ir a buscarlos. “Los tuve que sacar los recuerdos del último cajón del armario porque fueron momentos horribles de nuestras vidas para nosotras y nuestras familias, fuimos señaladas como delincuentes, publicaron en los diarios las direcciones de nuestras casas y por eso digo, cuando se habla de «reparación», que jamás podrán reparar el daño hecho a mi familia la primera vez que me llevaron presa a los 16 años”, recalca con firmeza.
A ese trabajo de recopilación de relatos orales, se suma además el análisis de documentos, la búsqueda de fotografías e incluso un relevamiento específico en la hemeroteca sobre los medios gráficos de la época donde, señalan, fueron “muy maltratadas”.
Si bien el punto de inicio es la persecución durante la última dictadura cívico militar, la violencia para ellas no se acabó allí. "Tomamos ese período de persecución y muerte, la presencia de la Liga de Decencia, pero también lo que siguió después en los años 80 y 90, con Moralidad Pública y las normas contravencionales” que hacían cumplir los jueces de Faltas Liliana Puccio y Osvaldo Alzugaray.
Al presente
Aunque anclado en esa historia, el proyecto está pensado en clave de presente y futuro: cambiar la realidad actual del colectivo de travestis y trans donde la exclusión y las violencias las continúa atravesando y hacer de eso un legado para las actuales infancias trans.
“Todos los años seguimos contando compañeras muertas en lo que llamamos travesticidio social”, deja en claro Karla que señala que “hay que terminar con esta expectativa de vida que tenemos las travestis y las trans que se mueren entre los 35 y los 40 años”.
“Se trata de construir la memoria colectiva para que sea usada para para sociedad de la que somos partes”, señala Marzia, y agrega: “Cuando se pide cupo laboral trans y te preguntan por qué, les podemos decir vení acá y conocé nuestra historia, de dónde venimos y esta es la historia que nunca fue contada".
El homenaje
Tras suspenderse por lluvia el 24 de Marzo y en el marco del trabajo de revisión que vienen impulsando, por primera vez en 45 años realizarán este lunes una ceremonia y la colocación de una placa en homenaje a quienes fueron víctimas de esa persecución, muerte y desaparición.
La convocatoria de las sobrevivientes es a las 17, en el Paseo de la Diversidad, donde habrá lecturas de Morena García y Laura Gosh, además de música de Ayelén Beker, y dirán: "Existimos y resistimos".