Al fin el clima mejoró y le cambio la cara de angustia a los chabasenses que el último domingo fueron sacudidos por una de las peores inundaciones de su historia. Y a la esperada y agradable jornada de sol se sumo como aporte aún más importante que las agua que ocuparon gran parte del pueblo bajaron notablemente aunque aún permanecía anegado un sector del barrio Centenario. Ya no hay evacuados y también retornaban a sus hogares las familias que se trasladaron a casas de parientes o amigos por seguridad.
"La situación está prácticamente normalizada y ahora sigue la limpieza en zonas afectadas y avanzar en las tares de profilaxis por prevención", aseguró ayer a La Capital el secretario comunal de Gobierno, Luciano Deluca.
El funcionario rescató el trabajo comunitario llevado adelante en la localidad para hacer frente a la emergencia así como las muestras de solidaridad.
"Además del personal comunal, los bomberos voluntarios y la policía fue conmovedor la cantidad de vecinos que se acerco al corralón comunal para ayudar a distribuir arena y colaborar con los damnificados",rescató Deluca para luego valorar y agradecer las donaciones provenientes de distintas localidades de la región además de lo enviado por provincia y Nación.
El reciente desastre hídrico sumado a las inundaciones anteriores y la pedrada que también soportó en poco más de 20 días esta localidad del departamento Casero reportaron cuantiosos daños en el casco urbano y pérdidas millonarias en la zona rural donde un alto porcentaje de los sembrados de soja y maíz fueron arrasados.
Con el descenso de las agua muchos vecinos ayer aprovecharon el buen tiempo para limpiar sus casas y lavar veredas con la esperanza de que no se produzcan nuevas contingencias climáticas que vuelvan a poner en jaque a la población. "Nunca hubo tanta agua en el pueblo", aseguró Ricardo Pastor para dimensionar la magnitud de lo sucedido mientras barría las inmediaciones de su vivienda. Y la misma percepción fue la de Jorgelina Santarelli que al igual que el resto de sus vecinos desea que el pronóstico meteorológico "no se equivoque y siga el buen tiempo".
Todos rescatan el voluntarioso trabajo llevado adelante en la emergencia aunque nadie pierde de vista que "a partir de ahora lo que hace falta es, —cuando el suelo lo permita— la concreción de las obras prometidas para no seguir soportando inundaciones y vivir con el corazón en la boca". En tal sentido la provincia anunció una serie de trabajos que comenzó a delinear con la comuna para sumarlo a los ya encarados con el propósito de proteger al poblado.
Malestar en Firmat
En tanto en Firmat la situación también mejoró y tendía a normalizarse aunque aún algunos sectores continuaban anegados fundamentalmente a causa del agua proveniente de los campos, lo que si bien estaba "controlado" no dejaba de generar preocupación.
En ese marco un grupo de vecinos del barrio Fredriksson ayer se movilizó hacia al municipio para reclamar acciones al intendente, Leonel Maximino, quien aseguró que se está trabajando en un plan de desagües pluviales para intentar solucionar la problemática hídrica de la jurisdicción.
"Hagan algo porque estamos cansados de inundarnos y tememos por el desborde del Canal Blas Parera", expresó uno de los exaltados vecinos al ser recibidos en el hall de la sede municipal por el mandatario local. Y no menos contundente sonó la demando al Estado local para que "tenga mayor presencia y atención" en este sector de la ciudad que suele sufrir anegamientos en días de importantes precipitaciones.
El último domingo además de calles hubo viviendas de la zona donde ingresó agua, lo que acentuó el malestar social de la semana pasada cuando se registró un fenómeno similar pese a las tareas que aseguro haber puesto en marcha el municipio por prevención.
"Lo que está sucediendo en la ciudad antes no pasaba y se debe a la falta de obras", opinó María Secreto mientras se encontraba en la vecinal del barrio Fredriksson con otra integrante del grupo Firmat Solidario para recibir donaciones destinadas a damnificados. "La gente colabora", aseguró para luego destacar el gesto de que "la vecinal haya facilitados sus instalaciones para centralizar las donaciones de la campaña que estamos llevando adelante para tender una mano a los que necesitan".
Si bien con el aporte de bombas extractoras se redujo considerablemente el volumen de agua en el momento más crítico la situación afectó varios barrios y se torno complejo.
En tal sentido, el comerciante, Gerardo Amato, quien vive a la vera de la ruta provincial Nº 93 donde al lado además tiene una concesionaria de venta de autos, aseguró que "esta situación se repite desde hace años en esta zona y la principal causa es que el municipio tapó una alcantarilla ubicada debajo de esta arteria y al bloquear el paso natural del agua produce anegamiento tanto en mi propiedad como la del resto de los vecinos de este sector". Asimismo indicó que "el intendente prometió mejoras y obras en esta zona que no hizo y todavía estamos esperando".