En la galería, pintada de colores estridentes, reina el silencio. Tampoco hay nadie en el comedor o en la cocina. El primer mes del año, lejos de atraer más visitantes en plan de vacaciones de verano, dejó casi vacíos a los hostels de la ciudad. Para las autoridades de la cámara que nuclea a los albergues, este verano es "uno de los peores de los últimos tiempos". Según advierten, la llegada de turistas de otros países mermó hasta un 60 por ciento respecto al año pasado ¿La razón? "Argentina se ha convertido en un destino muy caro", explican los dueños de los hostels y reclaman "más iniciativas para promocionar la ciudad". Para algunos emprendimientos la situación es difícil de remontar: en los últimos 13 meses, cinco alojamientos cerraron sus puertas.
La postal de la tardecita del miércoles pasado en el hostel Punto y Aparte puede extenderse a otros albergues. Ese día, de las 20 camas existentes en la casona de Corrientes al 400, sólo cuatro estaban ocupadas.
"Para nosotros, enero siempre fue un mes fuerte. Tradicionalmente trabajamos con mucho público extranjero, muchos jóvenes de Israel, Australia o Alemania que viajan por Argentina y se quedan algunos días en Rosario. Pero este año es muy flojo", advierte el dueño de Punto y Aparte, Maximiliano Calichio.
La caída del movimiento turístico que se siente en otras ciudades del país en esta temporada de verano, no excluye a Rosario. Pero si bien para los hoteles tradicionalmente enero y febrero son meses de temporada baja (ver aparte), en los hostels la merma de visitantes no pasa desapercibida.
Agustín Carassai es titular de Rosario Global House (Rodríguez 863) y referente de la Cámara de Hostels de Rosario. "Para nosotros este enero es uno de los peores de los últimos años. En relación al turismo internacional la merma fue notable, hay entre un 40 y 60 por ciento menos de turistas. El público nacional también disminuyó en un 50 por ciento", señala.
Los números del albergue de Pichincha son también flacos: el miércoles pasado no tenía más de cuatro huéspedes, para la misma fecha del año pasado, los visitantes eran 14.
Un verano para el olvido
Según las series históricas del Indec sobre turismo internacional, en los últimos cinco años la llegada de visitantes a los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque muestra una progresiva caída. En el primer trimestre de 2011, los extranjeros que llegaron al país fueron 731 mil; el año pasado los ingresos por las aduanas de las aeroestaciones fueron 590 mil.
En los hostels rosarinos se nota sobre todo la baja de turistas de menos de 30 años, israelíes, europeos o australianos que llegaban a la ciudad como un destino intermedio entre Buenos Aires y Córdoba, tanto a la ida como a la vuelta. La mayoría de las estadías se extendían una semana, atraídos por las opciones de playa y la oferta cultural de la ciudad.
"Sufrimos las consecuencias de la merma del turismo en el país", subraya Mauro Gómez, uno de los fundadores de Cama y Café, con más de 12 años en Urquiza al 1900. Y remarca que, pese a los aumentos de impuestos, servicios y alimentos, la mayoría de los hostels de la ciudad está trabajando con las mismas tarifas que tenían el año pasado.
Para algunos emprendimientos, la ecuación es sumamente delicada. Al punto que se hace difícil seguir con el negocio. Según datos de la cámara que los agrupa, durante el año pasado cerraron sus puertas cuatro hostels y este mes se sumó otro. Actualmente, los establecimientos que dependen de la cámara son 28.
Se buscan ideas
Para explicar la caída de visitantes, los titulares de los hostels apuntan a la misma razón: Argentina se convirtió en un destino caro para el turismo internacional, sobre todo de jóvenes que viajan con un presupuesto más ajustado. Entones, afirman, se priorizan otros destinos como Uruguay o Chile.
Para Gómez es indispensable desarrollar acciones de promoción y acompañamiento que permitan contrarrestar esta tendencia. "Los hostels somos agentes turísticos y una ventana para mostrar Rosario y generalmente quedamos muy al margen de lo que son las iniciativas para publicitar la ciudad o mejorar los servicios. Porque que el servicio de los hostels se resienta o que tengan que cerrar, no ayuda a potenciar el turismo en la ciudad", destaca.
"En los hostels enero siempre fue un mes fuerte. Venían jóvenes israelíes, europeos y australianos"