"Serios problemas de infraestructura afectan las normas de bioseguridad del Centenario". Esa fue la grave denuncia que la Asociación de Médicos de la República Argentina (Amra) hizo pública ayer y notificó a la directora del hospital, Isabella Ceola (con copia al ministro de Salud provincial, Mario Drisun) y las autoridades universitarias. Según el gremio médico, desde el sector de quirófanos, que está arriba de la terapia intensiva, caen "fluidos". Concretamente orina, "confirmada por laboratorio", y sangre.
Desde el gremio dicen que los vertidos llegaron a dos camas de la terapia, la 6 y la 7, así como a las habitaciones de los médicos, y que la solución que les ofrecieron "no garantiza nada". Ceola, en cambio, admitió que lo ocurrido, una obstrucción de desagües, fue "un hecho inesperado que no debía pasar", pero aseguró que ya hay obras concretas que le darán solución definitiva y, mientras tanto, un reacomodamiento del sector evitará que se repita el problema.
A Ceola la carta de Amra le pidió la "urgente resolución" del problema, "que pone en riesgo la salud del personal y los pacientes que permanecen en el sector", mientras que la nota elevada al decano de Ciencias Médicas, Miguel Farroni, alertó además sobre los peligros que la situación entraña para "estudiantes y médicos en formación del servicio" (ver aparte).
Según explicó después a LaCapital la secretaria gremial de Amra, Sandra Maiorana, las filtraciones vienen de largo. Todo indica que se trata de fluidos que pasan desde los quirófanos, ubicados en el 2º piso del sector que da por Urquiza, al techo del área que se encuentra abajo, es decir, la Unidad de Terapia Intensiva.
Los hallazgos incluyeron orina, constatada por una prueba bioquímica, y sangre, no confirmada por el laboratorio sino por la aplicación de agua oxigenada sobre el líquido, que reaccionó como se esperaba por tratarse, justamente, de ese fluido: "haciendo espuma", graficó.
Maiorana tildó el hecho de "terrible desde el punto de vista de la bioseguridad". Tanto para los pacientes internados y sus familias, como para el personal que trabaja en el sector, ya que la caída de esos fluidos "los expone a las infecciones que uno se imagine". La repetición del problema obligó incluso a retirar las dos camas que recibieron vertidos, la 6 y la 7.
"Les estaba cayendo en la cabeza algo que ni sabían qué era... ¿Qué habría pasado si la sangre hubiera estado infectada por HIV?", se preguntó.
De acuerdo a la versión de Amra, las autoridades del Centenario convocaron a profesionales de Arquitectura Hospitalaria, que tras revisar lo que ocurría terminaron rehabilitando las camas de terapia que habían sido previamente sacadas. "Pero sin que nadie pudiera asegurarnos que el problema había quedado resuelto", dijo. "Todo indica que algo hicieron. Ni ellos mismos pueden decir que es una solución definitiva, por eso no queremos que vuelva a ocurrir una alteración tan grave en las normas de bioseguridad" en el hospital, aseguró.
Obras en cadena. De hecho, la solución que reclama Amra llegará recién con dos obras de infraestructura que están en marcha, explicó la directora del hospital.
Una, ya adjudicada por 6,5 millones de pesos, es la construcción de una nueva Unidad de Terapia Intensiva (en el mismo sector donde está la actual), cuya primera etapa consistirá justamente en el arreglo de los techos que conectan con la planta siguiente, que es donde están los quirófanos.
Pero esa obra no larga porque antes hay que mudar la terapia —un sector de "camas críticas"— a la sala 14, cedida temporariamente por la Universidad y que antes debe quedar adaptada para recibir el servicio, tareas que arrancaron en diciembre y debían terminar la semana próxima.
"Pero ese traslado va a demorar un mes más porque los proveedores de la gasoterapia y los acondicionadores de aire frío-calor están retrasados en la entrega y la colocación por el precio a que se disparó el cobre", sostuvo Ceola.
Monitoreo. Así, para que empiece la obra definitiva en la Terapia Intensiva antes deberá terminar la otra, que permitirá el uso provisorio del espacio que pertenece a la UNR. Mientras, habrá que seguir "monitoreando" qué ocurre con los desagües de los quirófanos.
La funcionaria aseguró que para evitar nuevos problemas, las seis camas del sector donde se dio el vertido pasarán a otra zona de las cuatro que hay en Terapia. "Y este mismo mes haremos un diagnóstico más profundo de lo que ocurre con las filtraciones", prometió Ceola.
La respuesta de Maiorana fue tajante: "No podemos correr riesgos. Si no se garantizan las normas de bioseguridad, tendrán que cerrar el servicio".