La provincia busca agilizar los trámites de adopción mediante la implementación
de un registro único de aspirantes que pasarán a integrar una base de datos de todo el país. La
diputada socialista Lucrecia Aranda llevó el tema a la Legislatura mediante una iniciativa para
adherir a la ley nacional que en 2005 sentó las bases para agilizar los trámites y liberar a miles
de parejas y matrimonios de esperar muchos años anotados en los libros que circulan en los
tribunales.
A manera de ejemplo basta recordar que, sólo en Rosario, los juzgados de menores
tienen inscriptos a 1.586 adoptantes. Y en el Nº 3 el último nene se otorgó en 2007. Por esa fecha
la pareja que lo recibió había cumplido 5 años de espera.
El proyecto de la diputada Aranda —en discusión en las comisiones de
Promoción Comunitaria y Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados— propone que la
provincia adhiera a la la ley nacional 25.854, que en 2005 creó una base de datos unificada para
incluir a las personas con intenciones de adoptar. La norma se reglamentó en septiembre del mismo
año y, en rigor, no suple a los listados que elabora cada provincia, pero los aglutina.
"Básicamente se busca transparentar y facilitar el trámite para las familias
adoptantes y que no se vean obligadas a inscribirse en múltiples juzgados o registros del país, lo
cual implica someterse a permanentes entrevistas", explicó Aranda.
Aunque muchas provincias aún no adhirieron a esa norma marco y los registros
circulan en cada tribunal —como sucede en Santa Fe—, la diputada socialista confía en
que así se avance un paso más en el ordenamiento de las adopciones.
Lenta espera. Desde que fue creado en 1998, por iniciativa de tres jueces de
menores de Rosario, el libro local de padres con intenciones de adoptar registra 1.586
interesados.
Pero los niños otorgados en guarda son muy pocos. A tal punto que en febrero de
2007 se cerró temporalmente la inscripción porque no había nenes en situación de ser adoptados.
La medida se revirtió rápidamente. Sin embargo, el ritmo con que los jueces de
menores entregan un niño sigue siendo muy lento. Como muestra basta un botón: la última guarda
hecha en el Juzgado Nº 3 cumplió ya dos años. Y la pareja que recibió el niño se había anotado en
2002.
La ley nacional de protección integral de los derechos del niño (Nº 26.061)
derogó el patronato que ejercían los jueces de menores y sacó de su órbita las cuestiones sociales,
cuya problemática deberá ser abordada por los organismos estatales pertinentes, dejando en sus
manos sólo cuestiones referidas a menores en conflicto con la ley penal.
Pero los magistrados aún deben afrontar la entendible angustia de padres que
reclaman y preguntan si les llegó el turno. "Ponemos la cara ante las personas en cuestiones sobre
las que no deberíamos entender. A la par vemos cómo crecen las entregas directas en tribunales de
familia, que aunque amparadas por ley, siempre pueden ser sospechadas", dijo un juez.
Otra mirada. La propuesta de Aranda contempla acciones conjuntas entre las
autoridades administrativas, organizaciones no gubernamentales, operadores sociales y de la
Justicia, a fin de facilitar el proceso de adopción y brindar seguridad, inmediatez y acceso a la
información.
En este sentido, propone que sea la Subsecretaría de la Niñez de la provincia la
que coordine las acciones de los órganos intervinientes en el tránsito hacia la adopción.
Aranda adelantó que la idea es que una vez iniciado un expediente por un caso
social de abandono, maltrato, violencia familiar o abuso, se articulen todas las medidas necesarias
para resguardar los derechos del niño. Pero que transcurridos 18 meses, se dictamine sobre el
futuro del menor.
"No debería demorar más de un año y medio después de tomarse medidas
excepcionales de separación del niño de su núcleo familiar. A ese chico también hay que resolverle
su futuro, no puede esperar tanto tiempo. Así, se dará un plazo prudencial para saber si queda en
estado de adoptabilidad", indicó la legisladora.
Y sugirió que "es en el ámbito de la administración donde debe funcionar el
registro, porque el Estado debe garantizar y poner en práctica las medidas de protección de
derechos. Una vez iniciados los expedientes, los jueces de familia serán los garantes y tendrán la
facultad de solicitar medidas tendientes a transparentar el proceso".
Dilema. Respecto a la polémica figura de la adopción directa (arreglo entre
particulares formalizado ante el juez), Aranda prefirió no polemizar con una modalidad que parece
contraponerse al registro único. "La adopción directa es legal, y por más que despierte los más
diversos comentarios éticos no nos corresponde abordar a nosotros una modificación en la ley de
adopción".