En Rosario ya se verificaron dos nuevos casos de dengue autóctono, que se suman así al confirmado el viernes pasado por el municipio. Las tres personas infectadas por el Aedes aegypti sin haber viajado viven en el distrito oeste, donde ayer por la mañana se hicieron los operativos de bloqueo de rigor.
Aunque el secretario de Salud Pública, Leonardo Caruana, había admitido que, una vez que empieza a circular localmente el virus, el número potencial de contagios es "difícil de prever", el ministro de la cartera provincial, Miguel González, afirmó que "la situación está controlada". Aun así, hay otro medio centenar de cuadros febriles, "entre confirmados y en estudio", que podrían disparar las cifras del brote local.
Ante el panorama, el titular de Epidemiología del sur santafesino, Julio Befani, insistió con que para lidiar con la problemática, de escala "nacional y regional", será clave eliminar los criaderos del mosquito.
Según fuentes de la Secretaría de Salud municipal, ayer seguían ingresando "fichas" de casos compatibles con dengue, aunque sólo tres habían sido confirmados fehacientemente por análisis. Otro paciente infectado y que tampoco tiene antecedentes de viaje vive en la capital provincial, por lo que ya sumaban cuatro los cuadros "autóctonos" en toda la provincia.
En Rosario el primer caso de ese tipo se confirmó el viernes pasado en barrio Triángulo (bulevar Seguí al 5400, zona oeste), lo que obligó a llevar adelante un operativo con la participación de 35 agentes municipales en una primera fase de la barrera sanitaria.
El bloqueo avanzó sobre nueve manzanas alrededor del domicilio del paciente y la provisión de repelente, un paso indispensable para que el enfermo no infecte a su vez a otro mosquito en caso de ser nuevamente picado y así se espiralice el contagio. El protocolo supone una "revisita" a la zona el viernes próximo, en una segunda fase del bloqueo.
Pero a ese caso se sumaron otros dos durante el fin de semana, ambos nuevamente en el distrito oeste, por lo que también se desarrollaron cercos sanitarios en torno a los dos domicilios cercanos al minimunicipio de Presidente Perón y Felipe Moré, lo que incluyó fumigación, descacharrado y búsqueda de nuevos cuadros febriles.
Epidemia. Al respecto, Befani recordó que existen graves problemáticas de brote en países limítrofes como Bolivia, Paraguay y Brasil, pero también en la propia Argentina e incluso en provincias vecinas, como Córdoba, Buenos Aires y, en estudio, Entre Ríos.
Además, hay casos confirmados en Formosa, Corrientes, Chaco y Santiago del Estero. El peor de los índices a nivel país se da en Misiones, donde ya se detectaron más de dos mil infectados y ayer se decretó asueto administrativo para promover el descacharrado en los hogares.
"Es que existe un brote nacional y regional", sentenció Befani, respondiendo de ese modo a la pregunta de si los casos autóctonos de Santa Fe también configuran ese nivel de contagio.
De hecho, el propio ministro de Salud admitió a La Ocho que existen "alrededor de 50 casos, entre confirmados y en estudio, procedentes de distintos lugares", por lo que "es clave el trabajo en conjunto con las autoridades locales" para bloquear las viviendas del entorno. Eso se debe a que el mosquito transmisor de la enfermedad es de hábitos domiciliarios y peridomiciliarios, por su escasa autonomía de vuelo.
González también confirmó el primer caso de dengue autóctono en Santa Fe: el de un paciente del barrio Guadalupe Oeste y que vive con una persona infectada durante un viaje a Brasil.
Pero se trata de números muy dinámicos. "Tenemos varios casos en estudio de distintos lugares e ingresan muchos por día", sostuvo el ministro.
Hay una buena: según aseguró Befani, en Santa Fe no se han registrado casos de chikungunya ni de zika, otras enfermedades que transmite el mismo mosquito Aedes aegypti (ver página 22).
Hay que recordar que en Rosario ya se registraron brotes de dengue en el 2009, con al menos 119 infectados, y el 2010, cuando se confirmaron diez, todos cuadros que se pudieron atender en forma ambulatoria. La noticia que no es tan buena es que aún falta transitar todo el verano y el otoño, un tiempo de fluido tránsito de personas y, justamente, los meses más álgidos para la propagación del virus.