Los tiempos se aceleran. Mientras el filósofo Gianni Vattimo avanzaba ayer en su conferencia en el Museo Castagnino, las fotos del hall central del museo repleto, escuchándolo con atención, circulaban en las redes sociales. "Hace algún tiempo que abandoné mis estudios sobre estética, quizá a partir de que fui diputado europeo, quizá esa decisión se conecte directamente con el título de esta conferencia «El arte no ha muerto, sólo está un poco enfermo»", dijo apenas comenzó su disertación.
Invitado por el Consulado de Italia, la Fundación Castagnino y el Museo Castagnino, las palabras de Vattimo se sumaron a los festejos que se realizan en la ciudad con motivo de cumplirse 10 años de la apertura del Macro, o más bien de la colección de arte contemporáneo de la ciudad.
Y justamente para Vattimo ahí está la cuestión. "El arte hoy es acontecimiento", advirtió durante su conferencia, pero también una hora antes cuando amablemente se prestó a una charla con periodistas.
Ese diálogo ocurrió en el Consulado. El filósofo, nacido en Turín en 1935, pidió primero un tiempo para mostrar algunos de sus libros, "Esperando a los bárbaros", "De la realidad a la verdad" y "Dios es comunista", título que provocó la primera pregunta.
—¿Entonces si Dios es comunista, Bergoglio sería el secretario general del partido?
—Absolutamente, es que la Iglesia es la única internacional comunista que continúa (risas). Bergoglio salvó a la Iglesia del suicidio, porque los últimos dos Papas fueron de temer. Yo soy un cristiano bastante creyente, pero cuando Bergoglio devino Papa tuve menos malestar porque con Juan Pablo II y Ratzinger, qué podía pensar yo de tener en común con ellos. Juan Pablo II prohibió el uso del profiláctico en tiempos de sida, algo irracional. Ratzinger ha hecho una cosa muy buena, que fue renunciar, introdujo otra manera de ver el papado con esa decisión. Creo que con Bergoglio me encuentro bien, creo que busca vivificar la Iglesia. Yo no busco que predique el uso del profiláctico pero al menos que no lo prohiba.
—Usted ha planteado el tema de la estetización en la sociedad...
—Sí, bueno es un tema escurridizo, difícil de explicar.
—Pero llega a Rosario bajo un título que refiere a eso.
—Pero bueno es un problema para mí porque en los últimos años no me ocupé de eso, y ese es un tema para pensar. Esta idea de la estetización justamente está conectada con la del pensamiento débil que es una filosofía desarrolla una visión de la historia humana donde ve el progreso en la reducción de los absolutos, con lo cual considerar la vida social sin un exceso de realismo es una estética.
—Y en estas sociedades mediatizadas, donde son los medios los portadores de sentido, ¿que es hoy ser un artista?
—Es un portador de subjetividad, de modelos de vida. Como no hay más un canon clásico del arte, los artistas son inventores de interpretaciones, diferentes, múltiples. Yo soy de la idea que se expresa en una frase de (Friedrich) Nietzsche. No es más el tiempo del arte, de las obras de arte. Después de Walter Benjamín, con la obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica y el fetichismo del arte, es difícil que la vida del arte pase por producir objetos que pueden ser coleccionados, comprados, vendidos. No es ya el lugar principal del arte. Los artistas más activos son los que inventan acontecimientos.