Benjamín, el nene de 8 años que recibió el impacto de una bala perdida en la cabeza mientras participaba de un torneo de fútbol, sigue evolucionando bien. Sus papás celebraron ayer que el niño no volvió a tener fiebre y que también era alentador el resultado de una serie de exámenes que le realizaron para determinar si tenía alguna infección.
"Benja ya no tiene fiebre y la punción del sábado dio que no hay una inflamación en el cerebro", contó ayer Javier Biñale, el papá del nene de 8 años, jugador del club 7 de Setiembre.
Javier consideró que su hijo es "un guerrero" y que está bien de ánimo. "Bien, tranqui", sostuvo.
Si bien la familia pensaba volver a su casa este fin de semana, el sábado por la tarde el nene tuvo un cuadro febril que lo que obligó a estirar el regreso unos días más.
Los médicos aún no volvieron a hablar del alta, pero los papás de Benja no se impacientan. "Queremos que todo esté bien", aseguran.
Benjamín estuvo internado quince días en el hospital Vilela, después de que una bala pedida impactara en su cabeza un sábado por la tarde, cuando se disputaba un encuentro de fútbol infantil en la cancha del club Pablo VI.
El niño estuvo con riesgo de vida durante varias jornadas. Su papá Javier y su mamá Soledad lo acompañaron y miles de rosarinos se sumaron al aguante con distintas manifestaciones silenciosas ante el Vilela. Cada noticia sobre el nene sacudió a los medios, y su historia lo convirtió en una suerte de héroe.
Por la habitación del hospital municipal pasaron jugadores de la primera de ambos clubes de la ciudad que le acercaron afecto y regalos, en una forma de acompañar y solidarizarse con la suerte del menor y su familia.
El mundo del fútbol infantil también se mostró conmovido. Tanto que decidieron suspender los encuentros hace una semana atrás para reclamar mayor seguridad en los alrededores de los estadios, donde diariamente practican miles de chicos.
La investigación
La investigación del caso recaló en la fiscalía de causas NN. De acuerdo a los relevamientos de rastros realizados en la cancha y su entorno, la bala pudo haber sido disparada de unos 300 metros a la redonda del club.
El análisis de peritos de la Policía de Investigaciones (PDI) sobre muros y carteles de chapa de la cancha no detectó perforaciones compatibles con impactos de proyectiles por disparos de arma de fuego, lo cual descartaría una agresión, plena, directa u horizontal hacia el menor.
El niño es jugador de fútbol de la categoría 2011 del club 7 de Setiembre. El sábado 17 de agosto, a la tarde, estaba calentando para entrar a una de las canchitas del club de la zona oeste cuando imprevistamente se desplomó al suelo.
Todos pensaron que el chico se había cortado, pero nadie imaginó que podría haberlo impactado un proyectil.