Un auténtico guerrero. Benjamín Biñale, el nene que recibió una bala perdida en la previa a un partido de fútbol en el club Pablo VI, continúa su recuperación y volverá por estos días a ingresar a un quirófano. En el hospital Español de Rosario, los cirujanos le colocarán una placa de titanio para reemplazar el segmento de cráneo que no pudo acompañar el crecimiento normal producto del proyectil. Hoy no presenta secuelas y hace una vida normal como cualquier chico de su edad. El próximo objetivo es volver a jugar el fútbol, según señaló su hermano en la puerta del hospital.
Benjamín tenía 8 años y jugaba en el club 7 de Septiembre cuando una bala perdida impactó en su cabeza cuando se preparaba para jugar un partido frente al club Pablo VI, en la zona sudoeste de Rosario.
En un primer momento, el pequeño fue intervenido en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Menos de un mes después del episodio, obtuvo el alta. Tal como había prometido su papá ni bien ingresó: "De acá me lo llevo caminando". Y así fue. El niño estuvo 21 días internado y luego tuvo que readaptarse a su vida de forma paulatina. Se comprobó que el proyectil le había atravesado la cabeza pero -milagrosamente- no provocó heridas graves a nivel orgánico.
Una nueva operación para seguir la recuperación
"Estamos tranquilos y tenemos mucha fe porque por una lado quería operarse y no tenía miedo, no es una operación de riesgo. Pero a la vez sabemos que es una una cirugía en la cabeza", comentó en Canal 3 este martes su hermano Agustín, mientras los padres estaban adentro del hospital. La cirugía que comenzó a las 10.30 y tenía previsto durar un lapso de tres horas.
Respecto a la cirugía a la que fue sometido Benja, su hermano contó: "Le van a rellenar con titanio el segmento de cráneo que no le creció", puesto que el resto de plomo quedó encapsulado y quedará de por vida.
"Esperamos que salga todo bien, Benja tiene una fuerza terrible y va a salir todo bien", destacó su hermano y agregó que esta operación "puede llegar a ser definitiva" ya que "es para terminar de darle forma a su cabeza y para protegerla también para que tenga posibilidades de poder volver a jugar al fútbol".
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Agustín comentó que, afortunadamente, a Benja "no le quedaron secuelas", pero sí hay un componente sentimental importante que su familia observa. "Antes no lloraba nada y ahora llora por todo", dijo su hermano para agregar que Benja juega a la Play, sale con sus amigos a jugar y desea volver a jugar al fútbol.
"Estamos muy agradecidos, empezamos a creer en Dios, es por eso que ahora, antes de comer, oramos y damos las gracias", comentó.
Respecto a la casa, Agustín señaló que "no se detuvo a nadie, se investigó en los primeros días y no se supo más nada", pero lo importante para ellos es que Benja está sano y salvo.