El duro traspié que sufrió esta semana el socialismo en su intento por lograr que el Concejo avalara el endeudamiento por 200 millones de dólares deja al desnudo al menos dos ausencias que deberían preocupar a la administración Fein de cara al futuro: la de una estrategia clara para llevar adelante ese tipo de proyectos y la de negociadores políticos de fuste que lo viabilicen.
La primera ausencia fue evidente hace menos de un mes, cuando el Ejecutivo puso de relieve la necesidad de acceder a un endeudamiento para concretar obras de infraestructura y transporte.
En rigor, debería haberlo puesto en agenda como prioritario mucho tiempo antes, y no sobre los últimos días del año.
Una estrategia bien armada implica reuniones casi diarias con todos los sectores políticos, un plan de obras claro, comunicación de objetivos, y encuentros con constructores y analistas financieros que avalen la idea. Parte de eso se hizo, pero mal, tarde y sin planificación.
Los rosarinos nunca supieron a ciencia cierta de qué obras se estaba hablando y lo que más se difundió fue un plan para reflotar líneas de trolebuses.
Así, a pesar de contar con un vigoroso aparato de comunicación oficial, el municipio nunca transmitió con claridad los supuestos beneficios que traería para la ciudad este endeudamiento. Pésima estrategia que en la noche del jueves tuvo su resultado.
La segunda ausencia también debe preocupar al oficialismo, sobre todo teniendo en cuenta que aún restan tres años de gestión y el 2017 será un año electoral. El Frente Progresista local carece de negociadores políticos de muñeca avezada, y eso tiene sus consecuencias.
Cualquier operador en su sano juicio entiende que querer encasillar detrás del mismo objetivo a los concejales del PRO y a los jóvenes de Ciudad Futura era una misión imposible.
Se sabe que el Concejo está políticamente hiperfragmentado y que allí es necesario tejer estrategias para lograr encauzar temas clave para la gestión.
Pero los operadores de la intendenta sin dudas se movieron esta semana como un elefante dentro de un bazar.
Los ediles del PRO no pudieron digerir que, bajo cuerdas, los jóvenes de Ciudad Futura obtuvieran beneficios casi personales en las negociaciones que tenían por objetivo sumar voluntades para lograr el endeudamiento en moneda extranjera.
De hecho, esos beneficios llevaron a esta agrupación a mutar en las últimas semanas y apoyar proyectos oficiales como la prórroga al estacionamiento medido y a la disposición final de residuos.
La posibilidad de ajustar a derecho el tambo que administra en Nuevo Alberdi y obtener exenciones impositivas para su bar cultural, ubicaba a Giros del lado de los aliados al socialismo a la hora de votar el endeudamiento.
La negociación era muy seductora para este sector político y hasta rompía la unidad de criterios de esa suerte de bloque tácito que suele integrar junto al kirchnerismo, el cavallerismo y el sector de izquierda de Celeste Lepratti. □Pero el pacto fue demasiado difícil de digerir para el PRO, la estrategia se desmoronó y volvió todo a foja cero. Los operadores lo hicieron añicos y ahora deberán rearmar la estrategia para lograr viabilizarla en febrero.
En medio de todo este proceso llamó la atención el silencio de las espadas políticas con las que cuenta Fein en su gabinete, Gustavo Leone y Pablo Javkin. ¿Se involucraron realmente o dejaron todas las negociaciones en manos de Verónica Irízar y a la aliada frentista Daniela León? Los roles de ambos funcionarios parecen estar hoy desdibujados.
Si el objetivo es lograr el endeudamiento, entonces tal vez de aquí a febrero (cuando el tema vuelva al Concejo) el Ejecutivo pueda replantear estrategias y, lo que es clave, roles. Si no están claros, es difícil negociar entre tanta fragmentación.
El jueves pasado, los resultados quedaron a la vista.