Manejar a 130 kilómetros por hora y en contramano revela desprecio por la vida humana. Y matar a otra persona como consecuencia de esa conducta no es el resultado de una actitud imprudente o de simple negligencia, sino algo mucho más grave. Tanto, que puede equipararse a un homicidio intencional.
Con estos argumentos, un juez penal de Rosario resolvió enviar a juicio por homicidio simple con dolo eventual a un mecánico que el 31 de marzo pasado probaba un vehículo a esa velocidad, en una calle de la zona oeste de Rosario, y atropelló a un motociclista de 26 años. El muchacho perdió sus dos piernas y un brazo por la violencia del impacto y murió minutos después cuando los médicos intentaban salvarlo.
Homicidio simple con dolo eventual, la figura aceptada por el juez, significa en términos jurídicos que si bien el acusado no se propuso matar, debió saber o representarse que con su conducta (manejar a 130 kilómetros por hora en una zona urbana, y en contramano) podía lastimar o incluso quitarle la vida a alguien.
Al acusarlo de ese delito, los fiscales del caso le pidieron dos penas severísimas, una de ellas impensable para un homicidio culposo: diez años de prisión y otros tanto de inhabilitación para conducir cualquier tipo de vehículo.
La resolución del juez penal Juan Andrés Donnola puso fin al juicio previo y si quedara firme el mecánico acusado irá a juicio. En la misma resolución, el magistrado decidió que el tribunal que lo juzgue sea pluripersonal, es decir que esté compuesto por varios miembros.
Las razones de los fiscales. Para tomar su decisión Donnola no sólo aceptó los argumentos y la evidencia aportados por los fiscales Valeria Piazza Iglesias y Florentino Malaponte, sino que descartó además los esgrimidos por la defensa del acusado.
El hombre que irá a juicio se llama Juan Carlos Smith y tiene 46 años. El hecho por el que se lo acusa de homicidio simple con dolo eventual ocurrió a las 20.30 del jueves 31 de marzo de este año. Esa noche, al mando de un vehículo de alta gama (un Audi TT), atropelló a Carlos Ordaz, de 26 años, en Río Negro y Campbell. El impacto fue tan violento que se escuchó en todo el barrio y causó lesiones gravísimas y letales al motociclista, que trabajaba como delivery. Alcanzaron a llevarlo hasta el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, pero los médicos no pudieron salvarle la vida.
A Smith lo detuvieron allí mismo. Para que los fiscales tomaran esa decisión fueron determinantes los testimonios de vecinos que lo vieron pasar a una velocidad temeraria y en contramano. Algunos dijeron incluso que esa conducta era habitual, ya que al parecer el mecánico salía a "probar" los vehículos que reparaba por las calles del barrio. Y, según le contaron tanto a los fiscales como a la prensa, lo hacía siempre a velocidades irracionales.
Es más: esa misma noche, mientras trasladaban a Orgaz al Heca, hubo quienes afirmaron que el Audi al mando de Smith iba a 170 kilómetros por hora y en el sentido contrario al que debía circular, como ya se dijo.
Al día siguiente, en la audiencia imputativa, Smith se negó a declarar y sus abogados pidieron que su conducta fuera calificada como un homicidio culposo, es decir por imprudencia o negligencia pero sin intención de matar. También pidieron que lo excarcelaran, aunque el juez Donnola no hizo lugar a ninguna de las dos cosas: le dictó la prisión preventiva por 30 días, cosa que después extendió, y no calificó el delito que le atribuiría al mecánico. Ya intuía, quizás, que las pruebas que aportarían los fiscales descartarían la posibilidad de que se tratara de un homicidio culposo y colocarían a Smith frente a una acusación más grave y con una pena más severa.
Así ocurrió. Ahora, al ordenar la apertura de un juicio oral contra el mecánico, Donnola admitió la acusación de homicidio simple con dolo eventual y volvió a rechazar un pedido de la defensa para que continuara detenido en su casa hasta el comienzo de ese proceso. Los argumentos para esa decisión fueron concluyentes: el magistrado dijo que la acusación lo coloca frente a la posibilidad de una condena de cumplimiento efectivo y que por eso mismo existe el riesgo de que Smith pueda fugarse para evitar tal cosa.
Debió entender el riesgo. En su resolución, el juez Donnola concluye que Smith necesariamente debió pensar que su manera de conducir, a alta velocidad y en contramano, podía herir o matar a una persona. Afirma que eso no le importó y que "siguió adelante con su rauda carrera".
También descarta los argumentos de los abogados defensores del mecánico para sostener que debían acusarlo de homicidio culposo. Uno de esos argumentos, acaso el más insólito, es que Smith confiaba plenamente en sus habilidades de conductor experimentado y en la seguridad del Audi que manejaba la noche que causó la tragedia, además del conocimiento que tenía de la zona por la que se desplazaba.
Frente a este razonamiento, el magistrado se pregunta: ¿era tan preciso su conocimiento y destreza para que pensara que podía evitar una muerte sólo por sus habilidades y experiencia? Y afirma: "El riesgo era extremadamente evidente y Smith debió saberlo".
Por eso sostiene que hubo desprecio por la vida de los otros por parte de Smith, y acepta la acusación de homicidio simple con dolo eventual, es decir aquel que se comete sin intención pero con plena conciencia de que puede ser el resultado de la propia conducta.