“Realmente vemos con mucho beneplácito estas medidas”, aseguró en diálogo con La Capital el vocero de la Asociación Civil Luchemos por la Vida, Mario Funes, y avaló la reducción de velocidades máximas en Rosario a partir de la implementación del sistema de fotomultas en calles y avenidas.
La ONG dedicada a la seguridad vial es impulsora ante el Congreso de la Nación de calles para la vida, un proyecto que propone bajar a 30 km/h la velocidad máxima en todas las calles urbanas.
El sistema electrónico de control de infracciones es una red de medidores de velocidad y detección de contravenciones a través de cámaras ubicadas en 70 puntos a lo largo y ancho de la ciudad.
En su etapa experimental acumuló más de 2.400 infracciones en su base de datos como una suerte de adelanto de lo que será la etapa sancionatoria. Como se informó, lo recaudado será destinado al Fondo Compensador del Transporte y al sistema de salud municipal.
La Capital relevó en su edición de ayer una decena de avenidas que tendrán cambios en sus máximas permitidas, las que a través de la nueva cartelería ya son advertidas por los automovilistas.
Mirada de expertos
Este diario consultó a expertos nacionales en seguridad vial para conocer sus opiniones sobre las reducciones de velocidades y el paradigma que se implementará en Rosario.
Luchemos por la Vida adhirió este año a una campaña organizada por la Organización Mundial de la Salud y su par panamericana. Ambas recomiendan la reducción de velocidades y que en vez de 40 kilómetros por hora se permita circular hasta 30 kilómetros por hora; una velocidad que en un primer momento el municipio propuso para Mendoza entre Provincias Unidas y Teniente Agneta.
Elocuente
“Un peatón arrollado a 40 Km/h tiene tres veces más chances de morir que a 30. Algo que movió a estas entidades a declarar la siniestralidad vial como la otra pandemia, porque más de un millón de personas mueren en el mundo tras sufrir accidentes”, indicó Funes.
La petición de reducir la circulación a 30 kilómetros por hora llegó al Congreso de la Nación, y junto a la Asociación Madres del Dolor, la iniciativa tuvo ingreso parlamentario.
“Es para calles, pero también consideramos oportuno que sea para avenidas, porque la reducción de 10 kilómetros por hora permitiría un 20 por ciento menos de siniestros viales, un 30 por ciento menos de heridos y un 40 por ciento menos de muertes, porque las velocidades son la principal causa de siniestralidad vial y de muertos por esta razón”, apuntó el docente y capacitador vial.
Para el especialista en materia vial, lo anunciado en relación al nuevo esquema de movilidad en Rosario “se trata de una buena medida, independientemente de la reducción de las velocidades y de la siniestralidad. Esto pasa por hacer las ciudades más seguras y más amigables para todos los actores del tránsito. Estamos acostumbrados a una mirada «autocéntrica», pero alguna vez todos somos peatones. Se trata de incluir y proteger al más vulnerable, con lo cual lo vemos con mucho beneplácito”, afirmó Funes.
Para Luchemos por la Vida, la tasa de siniestralidad se reduce con buenas prácticas, controles y sanciones.
Y en relación a la reducción de las velocidades, destacaron que “está comprobado estadísticamente que reduce los siniestros viales. Otro tema importante es la educación, por ejemplo para el ciclista. Donde haya un proceso de aprendizaje para circular en bicicleta donde corresponde”, cerró Funes.
Consejos y advertencias
Desde el Observatorio Vial, Fabián Pons indicó que la reducción de velocidades es “una movida a nivel mundial para proteger a peatones, porque las lesiones no son las mismas según la circulación. Decrece mucho en función de la severidad. Las reducciones deben ser en los denominados puntos negros, que son concentraciones sociales donde hay mucha siniestralidad. El otro tema son los controles a estas medidas para que no sean letra muerta”, indicó.
El especialista en seguridad vial recordó que en varias localidades europeas se conformaron las “localidades 30”, donde se cumple con una máxima de 30 kilómetros por hora en todas las calles.
Pons llamó a estar atentos para que haya resultados importantes. “Con poner carteles no alcanzará. Y Rosario debe definir qué quiere hacer. Alcoholemia cero con reducción de velocidades puede tener buenas intenciones, pero se dan en una ciudad que permite vidrios polarizados que reducen la visión”, indicó para advertir que las medidas “pueden ser un problema o una solución. No deben tomarse con genéricos sino analizar lo puntual en cada caso”, completó el directivo.