Florencia Becerra, de 15 años, había desaparecido el viernes pasado y mantuvo en vilo hasta anoche a toda la familia, que vive en Ceresetto al 6000 (Arijón y Ovidio Lagos). Se contactó a través de un mensaje telefónico con sus padres y apareció, como se dice comúnmente, sana y salva. En casi tres días sólo había escrito escuetamente en Facebook: "Estoy bien, en la casa de una amiga. Voy a volver". Y, para alivio de muchos, cumplió.
"Mi mujer recibió un mensaje al celular que decía que Florencia estaba en San Lorenzo y Castellanos. Alguien le prestó el teléfono porque ella no se había llevado el suyo. La fuimos a buscar y allí estaba, sola con su bolsito. Pasamos por la comisaría para dar cuenta de que estaba bien y recién regresamos a casa. Ahora cenaremos y hablaremos tranquilos. Supuestamente, estuvo con una amiga. Creo que no es consciente de la macana que se mandó. En mi casa me hubieran dado una cachetada por hacer esto, pero nosotros, a pesar de la angustia, no haremos eso. Estamos felices de que Florencia esté a salvo y otra vez con nosotros", dijo anoche su papá, Fabio Becerra.
El hombre comentó que no estaba vestida como se fue. "Tiene otro pantalón y el buzo de una compañera. Creo que todo fue una travesura y pensamos que estuvo con una familia que no sabía lo que pasaba", agregó el padre.
Florencia, la segunda de cuatro hermanos, se había ido de su casa de zona sur el viernes a la noche con lo puesto: un jean blanco, zapatillas y un buzo oscuro.
"Ese día, después de cenar, me planteó que quería salir a festejar con los amigos. Ni siquiera decía adónde", contó el padre, que se negó a darle permiso porque ya era tarde.
A las 23, el matrimonio salió a saludar a unos vecinos y, al regresar, una hora más tarde, la chica ya no estaba.
"Se llevó las llaves y dejó solos a los hermanos más chicos, de 9 y 7 años", contó el papá, que trabaja con su mujer en el reparto de castillos inflables.
Luego mandó el mensajito donde decía que volvería y abrió las más disímiles de las hipótesis.
"No sabemos si a esa frase la escribió ella, si la obligaron, si lo hizo otra persona. Antes de irse no manifestó un enojo ni una queja y nos extraña que no diga dónde está", había manifestado el papá, tan sorprendido como preocupado.
Y ayer, cuando aún la jovencita seguía sin aparecer, había difundido fotos con la imagen de su hija. "Es que uno no sabe qué pensar en estos casos. Se desespera. Hay tanto loquito suelto, tanta gente perversa. Uno no quiere ser negativo pero yo llegué a pensar lo peor. Esto fue una cosa de chicos pero la pasamos mal", dijo anoche el padre, cuando ya Florencia estaba en su casa.
La adolescente cursa el segundo año del secundario y el fin de semana anterior a su desaparición había festejado su cumpleaños de 15 en un salón. "No es una nena maltratada. Nosotros somos compinches con sus amigos, le festejamos el cumple. Tendremos que ver bien qué paso", agregó.
El caso tuvo rasgos similares a la mayoría de los que ingresan al Registro Provincial de Niños Desaparecidos, que en lo que va del año recibió 191 denuncias, a un promedio de una por día. Casi siempre se trata de chicas de 13 a 15 años que se alejan del hogar por conflictos familiares y son halladas a los pocos días en la casa de una amiga, novio o pariente. Según las estadísticas, es ínfimo el porcentaje ligado a la trata de personas.
Los padres de Florencia habían radicado la denuncia en la comisaría 21ª. En la seccional les habían pedido un plazo de espera porque "podía ser una travesura".
Exigen un registro local de niños perdidos
La concejala radical María Eugenia Schmuck le pidió a la Intendencia que “difunda y aplique en su totalidad la ordenanza municipal que crea un protocolo de actuación ante la desaparición de niños y un registro local de los casos”.
La normativa en cuestión, aprobada en 2002, establece la creación de un teléfono gratuito con personal las 24 horas para recibir denuncias sobre la desaparición de menores, la creación de una página web para difundir las fotos de chicos extraviados y la coordinación con Defensa Civil durante la búsqueda.
“Frente a esas situaciones, los padres muchas veces se sienten solos en la búsqueda y con dificultades para reconocer los caminos más efectivos a seguir y es ahí donde debe aparecer el Estado, acompañando, pero también generando las acciones para dar con el paradero de los chicos”, señaló Schmuck.
La concejala destacó que ante la pérdida de un menor “no hay que esperar 24 horas, como dicen en algunas comisarías, sino actuar lo antes posible para descartar que el caso esté vinculado a una red de trata”.