Branco "Tuti" Jáuregui, un joven oriundo de la localidad santafesina de Carreras, que no tenía síntomas cardíacos previos, recibió el pasado 23 de enero una noticia tan inesperada como difícil de comprender: la única posibilidad de sobrevivir era con un trasplante de corazón.
Hacía días que no se sentía bien, la tos lo tenía mal, pero como su estado general era bueno no le prestó tanta atención.Los médicos suponen que tenía una cardiopatía de larga data, no detectada, y que después de haberse contagiado de Covid los problemas se aceleraron.
A los pocos días entró en emergencia nacional.
El 11 de febrero ingresó al quirófano del Hospital Italiano de Buenos Aires porque había aparecido un donante compatible. Su situación era de extrema gravedad. Pero ayer, 20 días después de la intervención, recibió otra noticia sorprendente. Esta vez, la mejor que podía escuchar: le daban el alta porque su evolución fue totalmente favorable.
"Ayer, dos de marzo, apareció de sorpresa la doctora en mi habitación y me dijo: ¿a que no sabés quién se va a casa hoy?", cuenta, mientras la alegría traspasa el teléfono. "Le dije: ¿es para mí? ¿en serio?". Es que Tuti imaginaba que se tenía que quedar, como mínimo, unas semanas más. "La evolución es muy buena, muy favorable, entonces me dieron esa noticia. ¡Imaginate lo que es para todos, para el pueblo y la gente de mi región también que estuvo siempre cerca!".
En Carreras, el caso de Tuti fue tema excluyente en los últimos meses. Los vecinos grabaron mensajes en las redes para concientizar a la población sobre la donación de órganos y ayudaron de todas las maneras posibles a la familia para que pudiera sobrellevar la situación.
Lo que sigue
"Todavía estoy en Buenos Aires, en un hotel de la obra social. Está toda la rehabilitación por delante, es el primer día", reflexiona."Tengo kinesiología y controles ¡un montón! porque en esta primera etapa son muy frecuentes, es necesario que sea así". Y agregó: "El lunes 8 tengo mi segunda biopsia, el martes chequeo con los médicos y unas cuántas cosas de rutina para ver como evoluciona mi corazón. Pero ya es todo distinto: puedo estar con mi familia, algo que esperaba mucho después de 35 días", entre los que estuvo internado previamente más los posteriores al trasplante.
Tuti, con voz calma, con gran amabilidad y una sonrisa que se le nota todo el tiempo dice: "Es lo que queda ahora y voy a aprovechar este momento para recuperarme al máximo posible".
El agradecimiento a los médicos, los amigos, la familia y todos los que enviaron mensajes mediante las redes no deja de salir de su boca. "Quería agradecerle también a La Capital, a los medios por las notas que publicaron que fueron muy importantes para mí por todo lo bueno que me llegó a través de eso, los comentarios hermosos de la gente", dice.
Los que esperan
"¿Sabías que cada 9 minutos se agrega una persona a la lista de trasplante de órganos? ¿Qué actualmente (en Argentina) hay 9 mil personas esperando? ¿Qué un donante puede salvar 8 vidas? Dentro de esas 9 mil personas se encuentra Tuti. Gente: los órganos no se van al cielo, se pudren en un cajón. Tomá conciencia y doná los órganos".
Así se expresaba en un video que circuló en enero en las redes sociales y que hizo una vecina y amiga de Tuti. El video recorrió el país y más allá también.
El mismo protagonista de esta historia había hecho uno, agradeciendo el apoyo de los vecinos y de tantos que no lo conocían pero le desearon lo mejor.La organización Rosario Solidaria fue una de las que difundió la historia de Tuti y ofreció su colaboración a la familia y a todos los que pasan por estas situaciones.
La ley Justina
En la Argentina, de acuerdo a la denominada Ley Justina (27.447) toda persona mayor de 18 años es donante de órganos o tejidos salvo que haya dejado constancia expresa de lo contrario, sin embargo, sigue siendo crucial que cada uno exprese en vida la voluntad de donar, que lo hable con sus familiares, para que no se presente ningún tipo de situación adversa en el caso de que finalmente una persona esté en condiciones de donar.
Respecto a la prioridad en los operativos, es el Incucai el que determina el orden de la lista y las urgencias. Cuenta con un equipo de profesionales que a su vez trabajan conectados con los especialistas de los centros de donación y se trabaja con un sistema preciso y transparente de información (Sintra, que puede ser consultado en forma constante por los pacientes en espera) y que sigue estrictos protocolos.
Un camino lleno de esperanza
Tuti, estudiante de Educación Física sueña con volver a la normalidad aunque sabe que tiene mucho que transitar aún. Por ahora quedan en el recuerdo cercano los días de tos, los problemas pulmonares que le detectaron, el traslado desde el Hospital Centenario de Rosario, donde le diagnosticaron una miocarditis aguda ("nos dijeron que tiene el corazón de un anciano", contaron sus familiares) al Italiano de Buenos Aires.
Hoy Tuti habla con otra firmeza, se lo escucha contento, tranquilo, agradecido. Sabe que tuvo una oportunidad gigante gracias a un donante, al equipo médico y al amor, que pone siempre la cuota necesaria para no bajar los brazos.