"Al manejar los argentinos somos cancheros y subestimamos la vida"
"Los corredores somos...", dice en presente Juan María Traverso, aunque se retiró del TC 2000 hace
poco más de tres años. "Es que yo nací corredor y no corría. Hay varias cosas que amo: a las
mujeres, al cigarrillo, que no pude dejar y a las carreras aunque ya no corra. Moriré siendo
corredor", ironiza este ramallense de 57 años, que pasó por Rosario a dar una charla sobre
"Seguridad vial: prevención, educación y legislación", invitado por la Defensoría del Pueblo de
Santa Fe.
26 de octubre 2008 · 01:00hs
"Los corredores somos...", dice en presente Juan María Traverso, aunque se
retiró del TC 2000 hace poco más de tres años. "Es que yo nací corredor y no corría. Hay varias
cosas que amo: a las mujeres, al cigarrillo, que no pude dejar y a las carreras aunque ya no corra.
Moriré siendo corredor", ironiza este ramallense de 57 años, que pasó por Rosario a dar una charla
sobre "Seguridad vial: prevención, educación y legislación", invitado por la Defensoría del Pueblo
de Santa Fe.
Por momentos bromea, y por momentos es muy serio. Traverso tira cifras que
espantan: "Perdemos 30 vidas por día y 15 mil personas al año quedan con alguna discapacidad tras
un accidente de tránsito", asegura. Pero no se queda en el número: da ideas y consejos convencido
de ser una "palabra autorizada en el tema". Muchos años lo avalan tras el volante, y para quien
tenga dudas luce una chomba blanca con la leyenda: "35 años de pasión".
—Usted hace campañas en todo el país. ¿Cuáles son los problemas comunes?
—La velocidad, el alcohol, las motos... al manejar los argentinos somos
cancheros y subestimamos la vida, la propia y la ajena. Tenemos habilidad para decir siempre que la
culpa es del otro.
—Le digo casco, cinturón de seguridad y una copita no hace nada. ¿Qué dice
usted?
—Soy defensor de tomar buen vino pero no antes de manejar. Sobre el casco
tengo una visión distinta a la ley. Para mí el que maneja la moto no debe circular sin anteojos
porque por una basura puede atropellar a alguien. Pero el casco se lo pondría, sí o sí al
acompañante. El que maneja, si se quiere matar... El cinto es obligatorio y cada vez más porque los
sistemas de los nuevos autos de alta gama dejan de funcionar si no lo tenés. Las campañas que dicen
sólo "Usá el casco", no sirve. ¿Quién no sabe que hay que usarlo? El tema es por qué.
—¿Ayuda a una mayor conciencia vial la aplicación de sanciones más severas?
—Sí. Ayuda a la generación mía que vivió décadas transgrediendo la ley;
hoy sólo nos encarrila una sanción dura. Para evitar eso hay que enseñar educación vial desde muy
temprano.
—¿Qué opina del carné por puntos?
—Sirve en países donde funciona correctamente la ley de tránsito. Aquí hay
todavía 5 millones de vehículos que circulan sin las condiciones técnicas indispensables; son de la
década del 60 y del 70.
—Hace poco se desbarató aquí una picada clandestina. Unas 600 personas hacían de
público y 20 vehículos estaban por competir. ¿Cómo se termina con esto?
—Es simple, hay que organizarlas en un autódromo y fiscalizarlas con el
Automovil Club Argentino y el aporte de un sistema de seguridad de la Asociación Argentina de
Volantes. Nadie debe correr sin casco ni registro.
—¿Desde cuándo maneja?
—Empecé a los 9 en los potreros; mi viejo me ponía almohadones o me
sentaba en su falda.
—Pero usted dice que eso no es algo a imitar, que es una imprudencia.
—Es cierto. Hay que aprender con un manual y en un lugar cerrado. No en la
vía pública y permitiendo que maneje alguien que no tiene registro.
—¿Cómo somos las mujeres al volante?
—Más prudentes porque van más despacio, pero ya adquirieron lo peor de
nosotros: se dan vuelta para retar a los chicos mientras manejan; hablan por el celular, no usan el
cinturón y si alguien las mira mal hacen insultan y hacen las mismas señas que un hombre.