"La ley de contrato de trabajo actual es biologicista, sólo contempla licencias por maternidad, antes y después del parto, necesitamos que se aggiorne a los nuevos modelos de familia", advierte Claudio Ferreyra.
"La ley de contrato de trabajo actual es biologicista, sólo contempla licencias por maternidad, antes y después del parto, necesitamos que se aggiorne a los nuevos modelos de familia", advierte Claudio Ferreyra.
Claudio y Fernando, su pareja, se casaron y al tiempo decidieron ampliar su familia. En 2013 se inscribieron en el Registro Unico Provincial de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Ruaga) y cuatro años después recibieron el llamado que les comunicó que habían sido seleccionados para cuidar de dos hermanas, de por entonces 6 y 11 años.Lo que siguió después fue una larga carrera de trámites, de entrevistas con trabajadores sociales, psicólogos y jueces. Entre diciembre y febrero cumplieron con el proceso de vinculación, compartiendo visitas y salidas. Para esto, ambos agotaron los días de vacaciones, compensatorios y otros beneficios, que habían reservado pacientemente mientras esperaban la adopción.
A partir de febrero, las nenas se mudaron a su nueva casa. "Ahí se complicó la cosa", recuerda Claudio, ahora con una sonrisa. El y Fernando se turnaban para poder acompañarlas, también la abuela y finalmente una niñera. "Ellas llegaron en febrero y en marzo tenían que empezar las clases, así que también tuvimos que salir a buscar una escuela", señala.
Recién cuando obtuvieron la sentencia de adopción, Claudio pudo tomar una licencia.
"En mi caso, como somos un matrimonio igualitario, tuvimos que hablar con nuestros empleadores. Por mi convenio yo me tuve que tomar la licencia de mujer, unos 45 días, y Fernando la de paternidad. Tuve que hablar con mi empleador y llevarle una notificación de que mi esposo no tomaba la licencia más larga. Fue complicado", recuerda y advierte que las normas deben "aggiornarse" a estas nuevas realidades de familia.