El nuevo Código de Convivencia incorporó en agosto de 2022 como falta el acoso sexual callejero, pasible de una sanción económica que va entre los 12.900 y los 64.500 pesos, así como la obligación de realizar actividades educativas y concientizadoras. En ese sentido, la Secretaría de Género y Derechos Humanos de la Municipalidad acompañó desde su dispositivo 44 reclamos de acoso, de las cuales 17 corresponden a taxis, 15 a transporte urbano de pasajeros y 12 a acoso callejero, es decir que la mayoría de las situaciones advertidas tuvieron como escenario el servicio público de movilidad.
Esta tendencia coincide con la encuesta nacional sobre seguridad de mujeres y disidencias sexuales en el espacio público que llevó adelante la organización feminista MuMaLá (Mujeres de la Matria Latinoamericana). Si bien los números finos de este informe se conocerán en marzo, en términos generales las encuestadas dijeron que “el transporte público es el lugar donde más suceden estas situaciones, por ejemplo apoyos y tocamientos”, según confió a La Capital la directora ejecutiva de la mesa federal de MuMaLá, la santafesina Gabriela Sosa.
En tanto los datos de la Secretaría de Género y Derechos Humanos de Rosario dan cuenta de que el 73 por ciento de los casos (32 de 44) en los que hubo acompañamiento oficial de las personas damnificadas ocurrió en servicios públicos de traslado de pasajeros. Hay que tener en cuenta que desde 2016 la Municipalidad asesora y contiene a quienes elevan reclamos sobre episodios de acoso en taxis, remises y colectivos a través de la línea telefónica 147. Ahora este dispositivo se amplió y suma los hechos de violencia en lugares públicos o de acceso público, por ejemplo un bar.
En 2022, por un lado, operadores del 147 recibieron dos capacitaciones sobre violencia de género y género y movilidad, mientras que se llevaron a cabo jornadas de difusión tituladas “Frenemos el acoso” destinadas a la ciudadanía. Se desarrollaron en la vía pública, allí donde el acoso sexual se produce, para subrayar que ahora es una contravención prevista en el Código de Convivencia y cómo denunciarla (en el tribunal de Faltas).
En concreto, el artículo Nº 143 de la norma plantea que por acoso callejero se entiende a las agresiones físicas, verbales y/o gestuales de contenido obsceno contra quien no consiente esas acciones (insinuaciones, instigación, maltrato, intimidación, hostigamiento o comentarios agresivos o peyorativos sexuales contra la persona y la dignidad humana; toma de fotografías o grabaciones o actos de acoso, contacto físico, seguimiento, persecución y/o desnudez). De esta amplia gama de comportamientos son víctimas cotidianamente en el espacio público las mujeres y el colectivo LGBTIQ+.
“Cuando alguien llama al 147 no lo hace para radicar una denuncia sino para efectuar una advertencia y en primer lugar esa persona es escuchada, contenida, además de recibir asesoramiento, con la novedad de que a partir de agosto del año pasado el asesoramiento incluye la posibilidad de denunciar la falta ante un tribunal en función de la entrada en vigencia del nuevo Código”, explicó la secretaria de Género y Derechos Humanos, Mariana Caminotti.
“La denuncia es una decisión personal, pero en cualquier caso resulta importante dejar la situación asentada porque desde el Estado se puede realizar una intervención, incidir, como sucedió efectivamente con un caso de violencia que ocurrió en un bar”, agregó la funcionaria, y recordó que se pusieron en contacto con el bar ya que el objetivo final es “lograr una mejora de la convivencia, repensar la masculinidad como sociedad, problematizar las relaciones de género, avanzar hacia una masculinidad igualitaria, no violenta”.
“Queremos visibilizar las formas de violencia, que no se naturalicen, y a la vez ofrecer herramientas para la población y para el personal estatal, de allí las capacitaciones específicas o los encuentros en el marco de la Ley Micaela”, aseguró Caminotti, y puso como ejemplo los que arrancan esta semana para el personal de la Empresa Municipal Costanera Rosario y referentes deportivos y sociales (ver aparte).
En cuanto a la obligatoriedad de realizar actividades educativas como pena complementaria (aún no se produjo ningún fallo sancionatorio por parte de la justicia de Faltas), se abrieron instancias en el marco del Programa de Masculinidades, las cuales captan a varones derivados a propósito de los protocolos de violencia de género de personal municipal y de la UNR, y vía demanda espontánea. En otras palabras, al tradicional espacio de trabajo con varones derivados por la justicia penal se sumaron talleres grupales más allá de lo punitivo (si el tribunal municipal emite una sanción, ésta es de carácter administrativo por tratarse de una contravención, no de un delito), los cuales apuntan a la reeducación y la sensibilización, además de que los interesados asisten voluntariamente: solicitan incorporarse al servicio y tras una entrevista son admitidos en el programa. Esto es lo que se denomina demanda espontánea, y se está verificando en estos meses cada vez con mayor frecuencia.
Perspectiva de género en contexto de playa
“Una caja de herramientas para el abordaje de situaciones de violencia y discriminación en contexto de playa y actividades deportivas”. Así define la Municipalidad el nuevo ciclo destinado al personal de la Empresa Municipal Costanera Rosario y referentes deportivos y sociales que comienza esta semana y se extenderá por cuatro jueves consecutivos.
El objetivo es brindar herramientas y recursos para pensar y abordar situaciones de violencia y discriminación por motivos de género, identidad de género y orientación sexual que acontecen en contextos de recreación y esparcimiento en espacios públicos como balnearios públicos, clubes y entidades de la ciudad.
A su vez, se buscará impulsar acciones de visibilización y prevención de las violencias, respeto de la diversidad sexual e instancias reflexivas en torno de las prácticas y vinculaciones sexo-afectivas de los varones y la construcción de masculinidades libres de violencia. Uno de ejes es justamente el acoso callejero.