Un abrazo simbólico al Club Italiano fue ayer al mediodía otra de las acciones que vienen teniendo como epicentro a la entidad, en el marco de una fuerte polémica. El gesto fue impulsado por una de las dos partes que pelean por conducir la institución de Buenos Aires 1252. En tanto, el sector restante, acusado de impulsar negocios inmobiliarios con el edificio, presentó a la Justicia una querella por calumnias e injurias.
De este modo, se sumaron dos nuevos capítulos a una historia que podría tener un desenlace en la asamblea, que se desarrollará a mediados de octubre, para elegir nuevas autoridades.
El abrazo simbólico fue motorizado por redes sociales y ocupó la angosta vereda del club. Allí, entrelazados con sus brazos, los concurrentes afirmaron que “corre riesgo de ser vendido para su demolición y posterior construcción, en ese mismo lugar, de un emprendimiento inmobiliario”.
El abrazo tiene como antecedentes las dos jornadas de reempadronamiento que se llevaron adelante esta semana y en las que se asociaron unas 400 personas por día. El proceso de reempadronamiento estuvo abierto durante un mes, lapso en el que 1.444 personas pagaron los 300 pesos requeridos y se sumaron como nuevos socios del club.
En este contexto, desde el sector opositor presentaron una querella por calumnias e injurias. “Escuché todo lo que manifestaron en los medios, y es necesario parar las cosas en un momento. Acá hubo calumnias e injurias y tenemos comprobado que nada está documentado o respaldado”, indicó el ex presidente del Club Italiano, Pedro Nefonte.
Además de afirmar que las denuncias de la parte que dice buscar el rescate del club son “mentiras”, manifestó: “Hablan de intervención, y es normalización; hablan de que la luz está cortada, y tengo constancia de que el servicio nunca se interrumpió”.
“Yo estimo que el daño moral es de 1 o 2 millones de pesos por todas las barbaridades que se dijeron. Los voy a donar al Club Italiano para hacer refacciones en su sede o para el campo de deportes”, aseveró Nefonte.
La reacción está enmarcada en las acusaciones sobre el accionar de un supuesto lobby con aceitados contactos políticos que pretende plasmar el emprendimiento inmobiliario en el predio donde hoy se levanta la centenaria casona que alberga la entidad.
El dato no es menor si se tiene en cuenta que el predio de 25 metros de ancho por 70 metros de largo tiene una valuación millonaria y está en un sitio de la ciudad con gran potencial en materia de bienes raíces.
Desenlace
Si bien el delegado normalizador que dispuso la Dirección de Inspección de Personas Jurídicas de la provincia, Pablo Pérez, aseguró que el proceso por el que atraviesa el Club Italiano “es bastante más habitual de lo que se piensa”, las denuncias cruzadas que lanzaron integrantes de la colectividad italiana volvieron a este panorama más problemático.
Así, al tiempo que uno de los sectores en pugna denunció que el otro busca plasmar un proyecto inmobiliario en el predio donde se erige la construcción en la que vivió el doctor Clemente Alvarez, la otra parte lo negó enfáticamente y dijo que la realidad que atraviesa el club fue producto de una “administración doméstica”, pero “transparente”.
Según la primera versión, el hecho de que el inmueble esté deteriorado tendría por objetivo lograr eludir así la protección patrimonial de la que goza, y avanzar luego con la demolición. Para eso, existiría una estrecha llegada a dos concejales y un diputado provincial de fluidos lazos con un sindicato.
Desde el sector apuntado lo desmienten y señalan que fueron ellos quienes pidieron la normalización del club para avanzar en su salvataje.
Página
De no mediar sorpresas e impugnaciones del proceso, se prevé que a mediados del mes próximo se realizará la asamblea en la que los socios del Club Italiano designarán a sus nuevas autoridades. Allí, entonces, empezará a escribirse otra página en la historia del club, que supo albergar un sinnúmero de actividades destinadas a los integrantes de la colectividad.
El padrón definitivo se dará a conocer en los próximos días y serán los asociados quienes tendrán en sus manos la decisión de elegir a las próximas autoridades.