Como cada tarde, Tomás fue el viernes a esperar a su esposa, María Argüello, a
la parada del 146. Pero anteayer la mujer de 69 años no regresó. Al cruzar en Mitre y Pellegrini
fue atropellada por un colectivo de la línea 35/9. La policía manejaba anoche la hipótesis de que
la mujer no cayó debajo del ómnibus tras pelear con un ladrón que le arrebató la cartera sino que
sufrió el accidente y alguien le robó el bolso mientras aún agonizaba.
El dato que comenzó a descartar la idea del arrebato lo
aportó el yerno de la víctima, quien contó que la mujer "tenía una cartera que nunca apareció". No
obstante, entre sus prendas, la policía halló un pequeño monedero con 70 pesos. María tenía puesta
una cadena y anillos. Ningún testigo la vio correr y todos señalaron que cruzaba la calle por la
senda peatonal cuando se desató la tragedia. Y la policía intentaba confirmar si el colectivo dobló
con la luz verde del semáforo.
Lo cierto es que ayer todo era tristeza en el barrio
Saladillo, más concretamente en la cuadra de Lamadrid entre Alice y Cepeda, donde María vivía desde
hace 23 años junto a Tomás. En el departamento de tres ambientes del quinto piso del Fonavi también
había vivido su hija hasta que se casó y hace más de un mes les dio su primer nieto, Mateo. A ambos
había ido a visitar el viernes María, como todos los días, cuando cerca de las 20 se desató la
tragedia.
Buena persona. En el monoblock y mientras los chicos juegan a la pelota,
tres vecinas hacen conjeturas sobre cómo fue el accidente de la mujer, a quienes todas califican
como "una muy buena persona".
En el primer piso de ese edificio vive Lucrecia De Michilo,
conocida en el barrio como Cuca y gran amiga de María. Está sentada a la mesa cubierta por un
mantel de plástico y habla con el sonido de la televisión de fondo."María era muy buena,todos la
querían y su nieto era la felicidad más grande", dice con la voz entrecortada
"Iba cada día a ver a su nietito", cuenta otra vecina, Haydeé Moreno, todavía
sorprendida por la noticia. Y Cuca aún no puede creer lo que pasó. Recién le contaron del accidente
de su amiga ayer al mediodía y tuvo que medicarse para no descompensarse.
"Eramos amigas desde hace 23 años. Ella trabajaba
atendiendo una panadería a tres cuadras de acá, en calle Grandoli. La conocía todo el mundo porque
nunca tuvo ni un sí ni un no con nadie; por el contrario, siempre trató bien a todos", recuerda la
vecina. Después se jubiló y se dedicó a su casa. Tomás, su marido, también está jubilado y, de
acuerdo a los vecinos, "los dos solo viven por su nieto".
Por eso ella desandaba en colectivo todos los días el
camino desde Saladillo hasta Laprida y Pellegrini, donde vive su hija, una docente que tiene
licencia por maternidad. Pasaba gran parte del día allí, y a la tarde su marido la esperaba en la
parada del colectivo.
El viernes la historia cambió. María salió de Laprida y
Pellegrini, pasó por un supermercado y después siguió camino hasta Entre Ríos y Pellegrini para
tomar el 146. En la esquina de Mitre la atropelló un ómnibus y mientras agonizaba alguien le robó
la cartera con sus documentos. Tomás la estaba esperando en Saladillo cuando el teléfono sonó para
alertarlo de la tragedia. Ayer el barrio estaba conmocionado. l