Uruguay se convirtió ayer en el primer país de América latina en legalizar la unión civil de
parejas homosexuales en todo su territorio, tras la promulgación por parte del presidente Tabaré
Vázquez de una ley que regula las uniones concubinarias de distinto o igual sexo.
La normativa, impulsada por el oficialismo, garantiza derechos y
obligaciones para esas parejas tales como la asistencia recíproca, creación de sociedad de bienes,
derechos sucesorios, y pensiones por fallecimiento, siempre y cuando convivan más de cinco años sin
interrupciones.
El texto define la unión concubinaria como “la situación de hecho
derivada de la comunidad de vida de dos personas, cualquiera sea su sexo, identidad, orientación u
opción sexual, que mantienen una relación afectiva de índole sexual, de carácter exclusiva,
singular, estable y permanente sin estar unidas en matrimonio”.
La ley, que entrará en vigencia en la primera semana de 2008, contempla
la apertura de un registro donde podrán inscribirse parejas de cualquier género, al amparo de
derechos similares a los que devienen del matrimonio entre heterosexuales.
En Argentina, las uniones de parejas homosexuales sólo están reguladas
en la ciudad de Buenos Aires, en Villa Carlos Paz y en la provincia de Río Negro, y en el resto de
América latina en ciudad de México y el estado brasileño de Río Grande do Sul.
El diputado oficialista Diego Cánepa, redactor del proyecto original,
destacó que la nueva ley “profundiza la democracia, protege la diversidad de opciones y deja
de lado la discriminación existente en materia legislativa que amparaba determinadas
preferencias”. (Télam)