La primera oficial submarinista del país y de Sudámerica, la misionera Eliana María Krawczyk, de 35 años, integra la tripulación del submarino como jefa de Armas.
La primera oficial submarinista del país y de Sudámerica, la misionera Eliana María Krawczyk, de 35 años, integra la tripulación del submarino como jefa de Armas.
Nacida en Oberá, llegó a oficial de la Armada en el 2009 y en diciembre del 2012 se convirtió en la primera oficial submarinista del país al graduarse en la Escuela de Submarinos y Buceo.
Paradójicamente, hasta los 21 años no conocía el mar y ni siquiera había salido de Misiones, donde se inscribió en la universidad para cursar Ingeniería Industrial al terminar el colegio secundario.
Una sucesión de tragedias familiares signaron luego su vida, entre ellas la muerte de su madre y de uno de sus hermanos, hasta que un aviso de la Armada convocando a jóvenes la tentó para abandonar su ciudad y sumarse a la Escuela Naval Militar de Ensenada, en la provincia de Buenos Aires.
"Hablé con ella el día previo al embarque, hace 15 días más o menos. Me comentó que llegaron a Tierra del Fuego y que la gobernadora subió al submarino y la felicitó porque una mujer era tripulante", dijo ayer Eduardo Krawczyk, padre de Eliana.
Tres submarinos
El ARA "San Juan" es uno de los tres submarinos con los que cuenta la Armada, junto al ARA "Salta" y al ARA "Santa Cruz".
El "Santa Cruz" —reparado el año pasado por el astillero estatal Tandanor— fue construido en entre 1980 y 1982 en el astillero alemán Thyssen Nordseewerke, que diseñó la clase R-1700 a la que también pertenece el S-42 "San Juan".
El ARA "Santa Cruz" fue botado el 28 de septiembre de 1982 y el ARA "San Juan", el 20 de junio de 1983.
Ambas unidades tienen 65 metros de eslora y un diámetro de casco resistente de siete metros. Son propulsados por cuatro motores diésel MTU 16 V de 6720 HP, cuatro alternadores de 4,4 Mw, baterías Varta (960 elementos) y motor eléctrico de propulsión (MEP) de 6,6 Mw.
En 1999, el "Santa Cruz" se trasladó a Brasil donde ingresó al Arsenal de Marinha do Río de Janeiro (AMRJ) para su modernización de "media vida" en la que su casco fue cortado para permitir la extracción de sus 960 elementos de baterías para ser cambiados, junto al completo sistema de motores y alternadores.