El niño correntino Renzo Salvatore Antonelli, de dos años, que desde hace meses estaba en emergencia nacional por una grave enfermedad cardíaca, recibió ayer un trasplante de corazón en el Hospital Pediátrico Garrahan, de la ciudad de Buenos Aires, informó la familia.
La operación iniciada anteanoche concluyó pasado el mediodía de ayer, cuando pudo ser desconectado el corazón artificial, aunque el paciente debió permanecer un tiempo más en el quirófano para los primeros controles.
Ahora, el niño, como es habitual en los trasplantes, deberá atravesar un período crítico de tres días que definirá la evolución de su salud, sobre la que hasta anoche no hubo parte médico oficial.
De todos modos, aún cuando supere la operación en forma satisfactoria, "durante un año tendrá que hacer tratamiento", según explicó el padre, Haroldo Antonelli, de 27 años, y por ese lapso no podrá alejarse más de diez cuadras del hospital.
El trasplante de Renzo fue uno de los temas del día en las redes sociales, evidencia de que miles de personas estaban pendientes de la suerte de este niño que desde octubre pasado vivía con el auxilio de un corazón artificial.
La situación dio un vuelco el sábado por la noche, cuando el abuelo materno, Jorge Ramos, anunció a través de Facebook que había un órgano donado que podría servir para el pequeño paciente.
"Llegó el corazón para Renzo! Oraciones. Fuerza Pequeeee!", escribió "Abeio" Ramos.
Los especialistas del Garrahan determinaron que el órgano era apto para este caso y se inmediato se dispuso la operación, que comenzó cerca de las 22 del sábado.
"Chau Renzo". "Cuando fuimos para el quirófano, (Renzo) se tiró a los brazos de la anestesista. Le dijimos «chau Renzo» y fue lo más tranquilo. Lo durmieron sentado y procedieron a la operación", relató ayer el papá.
Pocas horas más tarde comenzó a circular por Facebook y Twitter una foto en la que el paciente aparece, ya vestido con bata y cofia para ir al quirófano, en brazos de su padre y de su madre, Belén Ramos, de 24 años. Cientos de personas la reprodujeron y le pusieron "me gusta", en señal de apoyo a la familia en esta situación límite.
Los jóvenes padres, que también tienen un hijo de seis años, Valentino, se enteraron de que su nuevo bebé sufría una miocardiopatía poco antes de que naciera.
Los primeros años de vida del niño transcurrieron entre el Instituto de Cardiología de Corrientes y el Hospital Garrahan. En Corrientes, Belén trabajaba en un restaurante y Haroldo arreglaba aparatos electrónicos, ocupaciones que debieron abandonar cuando la familia se trasladó a Buenos Aires para internar a Renzo en el hospital pediátrico porteño.
En noviembre, Renzo tuvo un accidente cerebro vascular que le inhabilitó temporalmente la vista y el oído, y le paralizó la mitad del cuerpo.
La enfermedad cardíaca le impide el normal desarrollo del miocardio, por lo que el músculo cardíaco no tiene fuerza para bombear sangre y oxigenar el resto del cuerpo.
Su abuela paterna, Patricia Leguiza, decía que "siempre estaba cansado, con su corazoncito y con su corazón artificial".
El niño estaba desde octubre en la lista de espera del Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante (Incucai).
La reacción de la gente ante su oportunidad de iniciar una nueva etapa en su vida llevó al propio abuelo a pedir: "Por favor, no llamen al Incucai, obstruyen las comunicaciones y es necesario (dejar libres) las líneas para los operativos! Por favor nosotros vamos a comunicar".
Saltaba en la cama
El padre de Renzo contó la alegría familiar cuando recibieron la noticia: “Renzo saltaba en la cama y nos pusimos a saltar con él”.