El ex defensor de Newell's Ignacio Fideleff, el primer futbolista argentino en firmar contrato con un club de Islandia, abandonó ese país insular sin siquiera debutar en primera división, por las inclemencias climáticas, la falta de infraestructura médico-hospitalaria para su esposa embarazada y la monotonía de la vida que acobardó al grupo familiar a solo tres meses de haber arribado.
Fideleff, de 28 años, había sido noticia en enero de este año al fichar para el IB Vestmannaeyjar (conocido en el mundo del fútbol como IBV de Islandia). Tal como publicó La Capital el 28 de ese mes, el zaguero pasaba a la historia al representar "el primer registro" de un profesional argentino en el país cuya selección será rival de Argentina en el grupo D del Mundial de Rusia.
Si bien Islandia tiene de por sí una escasa población comparada con la mayoría de las naciones (350.000 habitantes según su último censo), el IB Vestmannaeyjar está ubicado en la isla de Heimaey, distante a unos cinco kilómetros al sur de la costa de Islandia y a 150 km de la capital del país, Reikiavik.
La isla de Heimaey (donde vive el entrenador de la selección de Islandia, Heimir Hallgrímsson) está conectada con el resto de Islandia a través de un ferry y un aeropuerto. La mayor parte de sus 4.300 habitantes vive de la pesca.
En 1973 la isla sufrió una devastadora erupción volcánica que sepultó la mitad de las viviendas. Hoy en día arriban turistas del mundo para ver los frailecillos, una atractiva ave de pico colorido. El emplazamiento del estadio del IBV está, precisamente, rodeado por dos enormes rocas volcánicas puntiagudas.
Cuando allí arribó Fideleff en enero de este año (pleno invierno boreal), en Islandia (ubicada en el Atlántico norte cerca de la orilla del Círculo Polar Artico) el sol apenas asoma.
Historia
Nacido en Rosario, Fideleff debutó en Newell's en 2008 de la mano de Ricardo Caruso Lombardi. Siguió su carrera en Tigre, en el Nápoli y el Parma de Italia, Maccabi Tel Aviv, Ergotelis de Grecia y Nacional de Paraguay. En este último club, una lesión en los meniscos de la pierna izquierda casi no lo dejó jugar el año pasado.
Fue entonces que un agente alemán le entrevió la posibilidad de emigrar a Islandia para terminar de recuperarse y volver a ganar ritmo competitivo.
A fines de 2017, casi al mismo tiempo en que el sorteo del Mundial de Rusia colocaba a la Selección argentina en el grupo D junto a la debutante Islandia, se supo del pronto contrato del defensor para jugar en la Premier islandesa. Parecía que se rompía el cerco de una de las pocas ligas del mundo en la que nunca jugó un argentino.
Fideleff firmó y comenzó a entrenarse con sus compañeros bajo el resguardo de uno de los enormes hangares techados que se construyeron en las últimas décadas para el desarrollo del fútbol islandés.
Su esposa y su pequeña hija de un año casi no podían salir de la casa por el frío y el viento. Sin plazas o lugares para divertirse, el único paseo familiar diario era un modesto supermercado con escasa oferta de productos. Casi una granja de pueblo.
El embarazo de su esposa avanzaba y el zaguero argentino comenzó a preocuparse. El hospital de la isla de Heimaey no cuenta con ecógrafo, y el obstetra llegaba una vez a la semana. Para los controles de su mujer debían trasladarse a Reikiavik, pero las tormentas de nieve hicieron que los viajes en ferry o avión se cancelaran una y otra vez.
Una vez lograban partir hacia la isla principal, no sabían con precisión cuando iban a regresar.
A Fideleff le aconsejaron entonces que cuando su esposa llegara a los siete meses de embarazo, lo mejor sería que se mudara a Reikiavik. Pero cuando ya estaba organizando la mudanza también con la compañía de su suegra, su hija cayó de una escalera y se partió los dientes.
Los dos dentistas de la isla (uno de ellos, el propio Hallgrímsson, técnico de la selección) se habían ausentado y no había quien pudiera coser la herida de la bebé.
"Lamentablemente me di cuenta de que no era mi momento ni el de mi familia para permanecer en un lugar así", declaró el defensor.
"Mi esposa quería que nos quedáramos, pero comencé a evaluar que le estaba haciendo pagar un costo muy alto a toda la familia", agregó.
A fines de abril, antes del comienzo del torneo local, el zaguero acordó rescindir el contrato y se mudó a Milán, donde, gracias a su ciudadanía italiana, su esposa tiene atención médica (está pronta a dar a luz) y su hija puede ir al jardín de infantes.
Mientras tanto, el futbolista busca un nuevo club al tiempo que comenzó el curso de entrenador UEFA B, que en dos meses le permitirá trabajar como ayudante.
Con 28 años, tiene margen para seguir jugando. "Soy competitivo, pero si no puedo regresar en mi mejor nivel, buscaré trabajo como entrenador", confesó.
A pesar de la frustrada experiencia islandesa, el futbolista (que se sigue escribiendo con sus compañeros del IBV) dijo que jugar en dicho país constituye "una buena posibilidad para mostrarse para muchos chicos que no tienen posibilidad de jugar en la primera división argentina".
Y explicó: "En los últimos años creció mucho el profesionalismo y la liga de Islandia es observada. Es una experiencia que te hace crecer como persona y una buena vidriera para dar el salto a otras ligas europeas".
Islandia y Argentina jugarán el 16 de junio en el Mundial de Rusia 2018 por el grupo D, que también comparten Nigeria y Croacia.
atlántico norte. El futbolista rosarino camina por la inclemente orilla en una de las contadas horas de sol.