El periodista mexicano Gumaro Pérez Aguilando fue asesinado ayer a balazos mientras participaba de un acto en la escuela de su hijo, tras lo que una ONG alertó sobre la grave situación que atraviesan los trabajadores de prensa en México, con lo que suman 12 en el año.
El ataque contra Pérez Aguilando, quien sufría amenazas de muerte desde 2012, fue perpetrado por dos personas que lo balearon ayer a la mañana, cuando participaba de una celebración navideña en las escuela primaria de su hijo, en Acayucan, estado de Veracruz.
La ONG Reporteros Sin Fronteras advirtió la la grave situación que atraviesan los trabajadores de prensa en un país que no está en guerra.
Con el asesinato del reportero del medio mexicano La Voz del Sur, México ya suman 12 trabajadores de prensa en lo que va de 2017. Hace apenas cuatro meses, Pérez Aguilando, junto a un grupo de periodistas de Acayucan exigía justicia para su compañero Cándido Ríos Vázquez, quien fue asesinado a balazos por un comando cuando se encontraba afuera de una tienda Oxxo situada en el poblado de Juan Díaz Covarrubias, municipio de Hueyapan de Ocampo.
El reportero había solicitado al gobierno federal que decrete alerta para los periodistas "ante las múltiples agresiones que hemos sufrido en Veracruz y las pocas respuestas a las investigaciones emprendidas por la Fiscalía Especializada en Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión". Entre 2012 y 2016, sexenio del presidente de México, Enrique Peña Nieto, al menos 38 periodistas fueron asesinados, según el registro de RSF. En promedio, en México se ataca a un periodista cada 15,7 horas, y entre enero y junio de 2017 se reportaron 1,5 agresión diaria. La organización expuso además que el 50,7 % de esos atentados fueron cometidos por funcionarios públicos y que los estados que registran mayores agresiones son Ciudad de México, Veracruz y Coahuila. En tanto, 65 periodistas murieron en el mundo en 2017, de los cuales 50 eran trabajadores efectivos, siete "periodistas ciudadanos" (blogueros) y ocho "colaboradores de medios", según el balance anual de Reporteros sin fronteras (RSF) publicado ayer. 2017 fue el año menos mortífero de los últimos 14 para los periodistas efectivos en el mundo, pero el balance sigue siendo muy elevado. Este balance se debe a que, como lo subraya RSF, los países peligrosos se vacían de periodistas o a que estos están mejor protegidos.
Unos 65 trabajadores efectivos y no efectivos murieron en 2017. De ellos, 39 fueron asesinados o blancos explícitos, mientras que 26 perdieron la vida en el ejercicio de sus funciones.
Como el año pasado, Siria sigue siendo el país más peligroso con 12 periodistas muertos, por delante de México (11, frente a 9 en 2016), Afganistán (9), Irak (8) y Filipinas (4).
El descenso del número de muertos (-18% respecto a 2016), se debería, según RSF, a la "creciente toma de conciencia sobre la necesidad de proteger mejor a los periodistas y a la multiplicación de las campañas en este sentido por parte de las organizaciones internacionales y de los propios medios" y al hecho de que los trabajadores de prensa parten de los países demasiado peligrosos.
"Es el caso de Siria, Irak, Yemen, Libia, donde asistimos a una hemorragia de la profesión", deplora RSF.
Si bien los conflictos armados ponen en peligro la vida de los periodistas que los cubren, en países como México "carteles y políticos locales hacen reinar el terror", obligando a muchos periodistas a "dejar su país o su profesión".
"México es el país en paz más peligroso en el mundo para los reporteros", según RSF.
En este país con grandes carteles de la droga, los periodistas que investigan la corrupción de la clase política y de los empresarios o el crimen organizado son perseguidos "casi sistemáticamente, amenazados e incluso ejecutados a sangre fría". Este fue el caso de Javier Valdez, periodista de 50 años y colaborador de la AFP y de medios locales, asesinado el 15 de mayo en la ciudad mexicana de Culiacán.