En el aeropuerto y en los bancos, los empleados llevan mascarillas como forma de prevención, están prohibidas las reuniones, las escuelas permanecen cerradas y el presidente habla de "guerra". La epidemia de peste neumónica que azota Madagascar sume en el pánico a los habitantes de la isla, sobre todo porque esta vez se registra en las grandes ciudades.
A principios de octubre empezaron a formarse por primera vez largas colas delante de las farmacias de la capital, Antananarivo, cuando la gente empezó a comprar rápidamente antibióticos como profilaxis contra la forma pulmonar de la enfermedad, muy peligrosa y altamente contagiosa.
El resultado fue que las existencias de antibióticos se acabaron rápidamente y el gobierno llamó a la contención. Sin embargo, poco después el propio Ministerio de Salud enviaba SMS a todos los teléfonos registrados en Madagascar en los que se leía: "Peste neumónica: muerte rápida. Si tose y tiene uno de los siguientes síntomas —fiebre, dolor de garganta, falta de aire o esputo con sangre— vaya al hospital".
El número de muertos y enfermos se duplicó en una semana. Desde entonces han fallecido unas 50 personas y hay 450 enfermos, la mitad de ellos en Antananarivo.
La peste —sobre todo en su versión más frecuente, la bubónica— es endémica en Madagascar, pero la dimensión es esta vez mucho mayor. Además, un turista que estuvo de vacaciones llevó la enfermedad a las islas Seychelles. No se veía una epidemia de esta envergadura desde la que se produjo en 1994 en la región de Surat, en la India.
Las escuelas y otros lugares públicos de Antananarivo, una ciudad de 2,2 millones de habitantes, se veían esta semana fantasmagóricamente vacías. "La universidad está completamente desierta", dice Antsa Randriamanalina, de 20 años. Solamente han venido unos pocos estudiantes para hacer trabajos grupales. "Estoy preocupada. Espero que no empeore la situación".
El presidente del país, Hery Rajaonarimampianina, se mostró convencido de poder hacer frente a la crisis. "Nos encontramos en una guerra, pero creo que tenemos las armas y la munición para vencer esta epidemia", dijo en la entrega de ayuda enviada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que transportó casi un millón y medio de dosis de antibióticos con las que se puede tratar a hasta 5.000 enfermos.
cuidado. Dos niños con barbijos en una escuela de Antananarivo.