El padre del rugbier Máximo Thomsen, uno de los imputados más comprometidos y acusado como "coautor" del homicidio de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, aseguró que lo que ocurrió "es una pesadilla total" y que su hijo "está totalmente destrozado".
El padre del rugbier Máximo Thomsen, uno de los imputados más comprometidos y acusado como "coautor" del homicidio de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, aseguró que lo que ocurrió "es una pesadilla total" y que su hijo "está totalmente destrozado".
El hombre habló al salir de visitarlo en la comisaría de Pinamar donde su hijo se encuentra detenido junto a nueve compañeros. Vestido con una remera azul, anteojos de sol y una gorra, Thomsen dijo a la prensa que él también está "destruido" y que en su familia están "muertos todos".
Ayer se supo que los rugbiers serán trasladados esta semana desde las comisarías de Villa Gesell y Pinamar al duro penal de Dolores, en la provincia de Buenos Aires. En principio serán alojados en un sector de la alcaidía separado de los presos "pesados", tras la aparición de un video en el que presos de una cárcel bonaerense expresan amenazantes: "Estamos esperando a los rugbiers; los estamos esperando con faca".
El hijo de Thomsen es uno de los 10 rugbiers detenidos por orden de la fiscal Verónica Zamboni, quien les imputó el delito de "homicidio agravado por premeditación de dos o más personas" en perjuicio de Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique.
El hombre enfrentó por primera vez a los medios y señaló que su hijo "está totalmente destrozado" y negó que haya existido un "plan" para asesinar a la víctima.
"No hicieron ningún plan para matarlo (a Fernando), eso es una locura", dijo. "Es terrible, es una pesadilla total, hay que seguir trabajando, hay que seguir viviendo", declaró visiblemente fatigado ante los periodistas.
También se lo vio ingresar y partir al padre de Ciro Pertossi, el otro imputado como coautor del crimen y señalado como quien comenzó los incidentes dentro de Le Brique.
Posteriormente, se retiró de la seccional la madre de Juan Pedro Guarino, otro de los detenidos, quien manifestó que su hijo le aseguró que "no estaba en el lugar donde ocurrieron los hechos".
Entre lágrimas, la mujer expresó que lo único que podía pedir era enviarle el "pésame" a la familia del joven asesinado.
Guarino es uno de los tres rugbiers que por el momento no fueron identificados por ninguno de los testigos en las ruedas de reconocimiento que se llevaron a cabo entre el jueves y viernes.
También abandonó la comisaría la mamá de Blas Cinalli (18), otro de los que no fue reconocido en las ruedas de presos, pero evitó responder las preguntas de los periodistas.
Hasta el momento, siete de los diez detenidos fueron identificados en alguna medida como participantes de la golpiza a la que sometieron a Báez Sosa hasta provocarle la muerte.
Fueron fuentes de la propia Unidad Nº 6 de Dolores las que dejaron trascender que a los rugbiers en principio se les asignará un sector de la alcaidía. La disposición trascendió luego de un video que circuló por WhatsApp en la que presos de una cárcel bonaerense (sería la de Florencio Varela) expresan amenazantes "estamos esperando a los rugbiers", "los estamos esperando con faca" y "hay que pagar, gil". Dicho sector, el más nuevo y tranquilo del penal, se amplió en noviembre de 2011.
Dolores es una de las prisiones más antiguas de la provincia de Buenos Aires —data del siglo XIX—, se encuentra en un alto grado de deterioro y padece un "hacinamiento extremo", según denunció la Comisión Provincial por la Memoria.
En un informe, la entidad que dirige Adolfo Pérez Esquivel destaca que hay una capacidad para 370 personas, aunque en la actualidad 937 presos residen en el instituto.
Las fuentes detallaron que "permanecerán bajo estricta vigilancia y control hasta que el juez dicte la prisión preventiva". Tras ese paso serán asignados a otra unidad con régimen de jóvenes adultos.