Los dolores eran insoportables, cada día era una lucha. Benjamin, de siete años, tenía cáncer de hígado y, según su madre, sólo deseaba una cosa: poder morir de una vez después de dos años de sufrimiento. Su madre Marijke contó al canal de televisión belga RTL tras la muerte del niño cómo deseaba éste poder morir de forma pacífica con la ayuda de un médico. "Cuando uno ama a su hijo y lo ve sufrir de esa forma, sólo desea que todo termine".
La muerte de un niño es especialmente trágica. ¿Pero qué sucede cuando tiene una enfermedad terminal y quiere dejar de vivir? En Bélgica, dentro de poco los médicos podrán dar al pequeño paciente una inyección o medicamentos para ayudarlo a morir. La Cámara Baja del Parlamento de Bélgica aprobó ayer una propuesta para extender la ley de eutanasia que rige en el país a niños menores de edad que sufran enfermedades terminales, siempre que cuenten con el permiso de los padres. La católica Bélgica se convertirá de esta forma en el primer país con una regulación de este tipo.
El tema arroja preguntas importantes. La eutanasia a pedido de niños y adolescentes sólo estará disponible si son "capaces de discernimiento" y son conscientes de su situación. ¿Pero puede comprender un niño de siete años el verdadero alcance de su deseo? La emisora de radio belga Rtbf se cuestiona esto irónicamente con una caricatura en su página de internet. En ella, un niño conectado a una sonda ruega a Papá Noel: "Querido Papá Noel, debo pedirte una cosa difícil...".
Los críticos dudan acerca de que la sociedad pueda dejar en manos de un joven la decisión sobre su propia muerte. Quien tiene menos de 18 años no puede votar ni comprarse una casa. Todo ello por un buen motivo, considera el presidente de la Conferencia de Obispos belga, André-Joseph Léonard. "Y de repente deben decidir acerca de si permiten que los maten".
Paradoja mortal. Rik Torfs, experto en derecho canónico y rector de la católica Universidad de Lovaina, describió estos planes en declaraciones al diario De Standaard como una "paradoja mortal". Indicó que los niños perciben el dolor de forma distinta a los adultos. "Los niños no pueden relativizar el dolor que sienten". La Fundación Alemana para la Protección de Pacientes acusa a Bélgica de estar despidiéndose de los valores humanitarios conjuntos de Europa. "A fin de cuentas, niños de tres, cinco ó diez años no pueden tomar una decisión sobre su propia muerte".
Durante meses, la opinión pública belga discutió sobre este polémico tema. Las asociaciones de pacientes dijeron que ahora había presión sobre médicos y enfermeras para practicar la eutanasia. Los críticos dicen que los controles son insuficientes. De acuerdo con la ley, bastarán dos opiniones médicas y el consejo de un psicólogo juvenil o psiquiatra. Los padres deben dar su aprobación por escrito.
De acuerdo con un grupo de médicos pediatras, no hay ninguna necesidad de una ley "precipitada" de este tipo. "La mayoría de los equipos pediátricos nunca se vieron confrontados en la práctica con el pedido de eutanasia de un niño", afirma una declaración común. Creen que ningún niño debe sufrir y que la atención paliativa en Bélgica es buena.
Sus defensores dicen en cambio que el sufrimiento no tiene frontera de edad. "También los jóvenes tienen derecho a una muerte digna", dijo el senador socialista Philippe Mahoux. Las encuestas señalan que la eutanasia tiene amplia aceptación en Bélgica. La mayoría de los belgas entienden bajo la definición de eutanasia la posibilidad de permitirle a una persona que sufre dolores intolerables una despedida pacífica de esta vida por deseo propio. Sólo falta la firma del rey Felipe, una mera formalidad.