El colibrí rufo, el camaleón velado, el macaco japonés, el escarabajo pelotero, la medusa luna y un pez globo, adornan el doodle para desear un feliz Día de la Tierra 2014 a los usuarios de Google.
El Día de la Tierra se le atribuye al político estadounidense y activista ambiental Gaylord Nelson, quien el 22 de abril de 1970 propuso la creación de una agencia medioambiental, hoy conocida como la Environmental Protection Agency (Agencia de Protección Ambiental).
Sin embargo, no sólo se creó la agencia, pues también hubo una serie de leyes destinadas a la protección del medio ambiente, por eso cada 22 de abril se celebra en muchos países el Día Internacional de la Tierra.
Este 2014, el Día de la Tierra centra sus actividades en las “ciudades verdes”, buscando hacer reflexionar a las personas sobre la necesidad de lograr un medio ambiente saludable y sostenible en las áreas urbanas.
Se espera que más de mil millones de personas en 190 países participen en las actividades del Día de la Tierra 2014.
En años anteriores los ciudadanos plantaron árboles, limpiaron sus comunidades y lanzaron mensajes en defensa del medio ambiente, por ello este 22 de abril de 2014 Google se une a los festejos del Día de la Tierra 2014 con un doodle animado.
Equilibrio ambiental en las ciudades
El presidente de la Fundación Metropolitana, Pedro Del Piero, explicó en el Día de la Tierra, que este año tiene como tema “Ciudades Verdes”, que “el equilibro ambiental en las áreas metropolitanas está golpeado por un mal uso del suelo, porque se han entubado todos los cursos de agua, se han eliminado las funciones de escurrimiento natural de las cuencas y de las enormes planicies de inundación”.
Esas grandes planicies, dijo, “actuaban con una función de equilibrio que hoy ya no tienen porque han sido cubiertas por la gran explosión urbana de los últimos 40 años”, hecho especialmente notorio en barrios cerrados que además elevan artificialmente estas áreas provocando que “hoy se inunden otros barrios que antes no se inundaban”.
Todas las superficies “bajo cota de inundación” -susceptibles de ser cubiertas por el agua- “no deberían ser ocupadas” porque eso “altera un mecanismo natural de equilibrio”, con consecuencias que pueden ser terribles como las inundaciones en distintas ciudades argentinas dijo Del Piero.
La sobreedificación no sólo elimina superficies de escurrimiento, sino que deja a la ciudad sin espacios verdes que actúen como pulmones de oxígeno para sus habitantes.
Del Piero apuntó que la polución y congestión provocadas por la sobreabundancia de autos particulares demanda un “uso más racional”, para que sean parcialmente reemplazados por más y mejores unidades de transporte público.
“En un colectivo caben todos los pasajeros de los autos que ocupan tres cuadras en una ciudad como ésta, donde la ocupación por auto no llega a una persona y media”, ejemplificó.
La búsqueda de una solución para estos problemas implica una mayor “gobernabilidad ambiental”, es decir, una gestión de los recursos con conciencia ecológica que requiere políticas públicas acordes y trabajo coordinado de los distintos órganos de gobierno, pero también una sociedad que acompañe, señaló.
Ya en esa senda, “llevará décadas recuperar la matriz ambiental” del área metropolitana, que “uno reconoce cuando ve como era naturalmente la ciudad y cómo fue cuando era aldea”, dijo, aunque eso “no implica volver a los ranchos de adobe” sino “recuperar el equilibrio”.
El coordinador de la Asociación de Abogados Ambientalistas, Jonathan Baldivieso, advirtió sobre la tergiversación del slogan “ciudades verdes” que hacen algunos gobiernos enfocados al “marketing urbanístico” y consideró que “los daños ambientales están relacionados con la desigualdad social”.
“El discurso ecológico ha logrado, entrar en la agenda pública porque se dieron cuenta que mejora el prestigio internacional, pero las políticas públicas de las ciudades llamadas verdes no se están enfocando a las medidas de fondo que habría que aplicar” para ser coherentes con lo que se dice, aseguró.
La Asamblea General de la ONU declaró en 2009 el 22 de abril como Día Internacional de la Madre Tierra y, desde entonces, cada año más de 1.000 millones de personas en 190 países participan de actividades alusivas como plantar árboles, limpiar sus comunidades y contactar con sus representantes políticos en defensa del medio ambiente.