El viaje que hará este fin de semana el Papa Francisco a Irlanda, el primero de un sumo pontífice a ese país de mayoría católica en casi 40 años, llega en un momento difícil para el líder de la Iglesia.
El viaje que hará este fin de semana el Papa Francisco a Irlanda, el primero de un sumo pontífice a ese país de mayoría católica en casi 40 años, llega en un momento difícil para el líder de la Iglesia.
El argentino Jorge Bergoglio está en el centro de atención por una serie de escándalos, los más recientes en Estados Unidos, Chile y Australia, vinculados a curas pedófilos y por el fracaso de la Iglesia para lidiar con ellos.
Su visita del sábado y el domingo también lo enfrentará a un país que se ha secularizado bastante desde la cálida bienvenida que dio en 1979 al Papa Juan Pablo II.
En esa época, el divorcio y la homosexualidad aún eran ilegales, pero Irlanda ahora es gobernada por un primer ministro que se declaró gay y en recientes referéndum se aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo y se suavizaron las estrictas leyes sobre el aborto. Desde entonces saltaron a la luz diversos escándalos sobre abusos sexuales cometidos por sacerdotes, así como el encubrimiento por parte de la Iglesia.
La opinión pública también está al tanto de las décadas de abuso en instituciones dirigidas por órdenes católicas, como el de las Lavanderías de las Magdalenas, los asilos irlandeses en los que a principios del siglo XX las mujeres recluidas prácticamente eran tratadas como esclavas y se les obligaba a entregar a sus hijos en adopción.
El lunes, en una carta a los 1.300 millones de católicos en el mundo, Francisco admitió que la Iglesia "ignoró, se mantuvo callada o silenció durante mucho tiempo" el dolor de las víctimas de abuso por parte de miembros del clero.
Un día después, el Vaticano confirmó que el Papa se reunirá en Dublín con víctimas de abuso, tal como le pedían las autoridades eclesiásticas locales.
El fin de semana pasado el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, dijo que "no es suficiente pedir perdón" y aseguró que "las estructuras que permitieron o facilitaron el abuso deben ser destruidas, y destruidas para siempre".
Francisco prometió "tolerancia cero" a la pedofilia, pero desde que está en el Vaticano no logró establecer reglas claras sobre cómo lidiar con curas abusadores y obispos que encubrieron sus acciones.
Martin describió a la cifra de víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes católicos como "inmensa". El pontífice debe "hablar abiertamente sobre nuestro pasado, pero también sobre nuestro futuro", demandó.
Pese a que en Irlanda la gran mayoría se identifica como católico -78,3 por ciento, según el censo de 2016-, la visita de Francisco es esperada con cierta hostilidad.
"Sin duda hay mucha gente, católicos, que esperan ansiosamente la visita del Papa", manifestó a la agencia de noticias alemana DPA Marie Collins, una activista contra el abuso de niños, niñas y adolescentes que renunció a su puesto en un panel del Vaticano en protesta por la falta de avances.
"Por el otro lado, por supuesto, hay una gran cobertura mediática sobre la crisis de abusos (...) Por lo que hay enojo y habrá protestas, estoy segura", añadió.
El fundador del grupo de apoyo a víctimas One in Four, Colm O'Gorman, organizó un encuentro en el Jardín del Recuerdo de Dublín en el momento en el que el Papa esté celebrando una misa en esa ciudad, para mostrar solidaridad con las víctimas del abuso de niños por parte de miembros de la Iglesia. Algunos manifestantes intentan socavar los eventos del Papa en Irlanda e incluso reservaron lugares, que no ocuparán, para que queden muchos asientos vacíos. Entre ellos está una misa el domingo en Dublín, en la que se esperan 500 mil personas, así como una peregrinación al santuario mariano de Knock, en el oeste del país, que se estima convocará a unas 45 mil.
Una de los protagonistas de estas protestas, que forma parte del grupo "Dígale no al Papa" (Say Nope to the Pope, un juego de palabras en inglés), dijo al diario irlandés The Irish Times que reservó 800 entradas a nombre de Jesucristo.
El primer ministro Leo Varadkar dijo a medios de su país que quería "expresar las preocupaciones reales del pueblo irlandés sobre el legado del pasado" y manifestó la esperanza de poder hablar con el Papa sobre los abusos en la Iglesia.
Cuando el Papa aterrice en Dublín a las 10:30 horas (09:30 GMT) de mañana será recibido por el presidente Michael Higgins y será escoltado hasta Aras and Uachtarain, la residencia del mandatario, para una reunión privada. Luego irá al Castillo de Dublín a encontrarse con Varadkar.
Se espera que Francisco dé su primer discurso público en el Castillo de Dublín. Luego tiene previsto visitar el Capuchin Day Centre para reunirse con familias sin techo, uno de los problemas sociales más acuciantes en Irlanda.
El sumo pontífice se dirigirá más tarde al público en un evento en el Estadio Croke Park de Dublín, considerado uno de los platos fuertes del Encuentro Mundial de Familias, principal objetivo de la visita papal, en el que la Iglesia católica celebra el rol de la familia. Unas 70 mil personas podrían asistir al evento de dos horas.
El domingo, el Papa volará a Knock para rezar el Angelus en un santuario en el que presuntamente se produjo una aparición de la Virgen María en 1879. Luego regresará a Dublín para oficiar una misa en el Parque Phoenix.
irlanda. Una católica se fotografía junto a una imagen del Papa Francisco, quien llegará mañana al país.
El jesuita estadounidense James Martin, invitado por el Papa Francisco a Dublín, propone recibir mejor a los homosexuales en el seno de la Iglesia, idea combatida por los católicos tradicionalistas.
"Que se incluya una charla en el Encuentro Mundial de las Familias que se titula «Dando la bienvenida y mostrando respeto en nuestras parroquias a las personas LGBT y sus familias» es un enorme paso", comentó el religioso en una entrevista a la agencia de noticias francesa AFP.
"Es un mensaje para todos los católicos: el Vaticano considera a las personas de la comunidad LGBT como miembros de la Iglesia", subraya.
El sacerdote es autor de varios éxitos editoriales con libros en los que defiende la integración de los católicos homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgénero, por lo que le ha sufrido duros ataques por parte de los sectores más conservadores.
La conferencia del jesuita, de la revista América, forma parte del ciclo de charlas y encuentros organizados en Irlanda este fin de semana con ocasión del Encuentro Mundial de las Familias. Organizaciones militantes como la Red Global Arco Iris Católicos, que reúne a las asociaciones LGBT de todo el mundo, lamentaron que no se les autorizara participar.
Fuertemente criticado por varios obispos y cardenales ultraconservadores, el jesuita evita polemizar con aquellos que piden que sea amonestado y que inclusive le retiren la invitación a Dublín.
"¿Qué tipo de jesuita sería si dejo que el odio esparcido en internet me impida hablar sobre la compasión?", dice.
La visita del Papa Francisco a Irlanda para defender la familia tradicional revivió el debate sobre las parejas homosexuales, sobre cómo incluirlas entre el rebaño de los católicos y sobre cómo las considera el catecismo católico.
Se trata de un tema delicado, ya que la enseñanza oficial de la Iglesia dice que "la inclinación homosexual es objetivamente un desorden", y la actividad homosexual "contraria a la naturaleza" además de rechazar el matrimonio de las parejas del mismo sexo.Las personas homosexuales, incluidos los sacerdotes, son tolerados, pero se les exige ante todo la "castidad", como a los heterosexuales.
Las declaraciones del Papa Francisco al comienzo de su pontificado generaron muchas esperanzas entre los homosexuales católicos cuando afirmó que "si una persona es homosexual y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?".
"Sin embargo, los homosexuales siguen siendo tratados como leprosos", lamenta padre Martin.
"La posición de Francisco sobre las relaciones homosexuales no representa un cambio con respecto a la de sus predecesores, lo que ha cambiado es el tono, el enfoque, el lenguaje", explicó el sacerdote.
"En los últimos años he escuchado historias particularmente impactantes de personas LGBT que son tratadas como basura, a menudo insultadas públicamente desde el púlpito y también en forma privada", contó.
"No pongo en duda las enseñanzas de la Iglesia sobre la homosexualidad. Pero debemos reflexionar sobre el hecho de qu tantos católicos LGBT han abandonado la Iglesia", reconoce el religioso.
Francisco, el primer Papa que ha pronunciado la palabra "gay", es ante todo un "pontífice compasivo, más que un progresista", afirma.