Una adolescente de 15 años que había sido secuestrada el martes en la puerta de una escuela del barrio porteño de Flores y por cuya liberación se pidió un rescate de drogas y 30.000 pesos, fue hallada ayer muerta en el asiento trasero del auto de sus captores, quienes fueron detenidos tras una persecución en el partido bonaerense de Ituzaingó.
Todo comenzó cerca de las 17.30 de ayer cuando la víctima, identificada como Xiomara Naomí Méndez Morales, salió del Liceo número 5 "Pascual Guagliamore", ubicado en Carabobo 297, y fue interceptada por un hombre que la llamó por su nombre y la subió a un Fiat Duna rojo.
La tía de la víctima, Katherine, contó a la prensa que Xiomara iba caminando con una amiga, a quien le dijo que la habían ido a buscar, porque uno de los captores que la hizo subir al auto es un remisero conocido de la familia.
Según los pesquisas, los delincuentes amordazaron a la adolescente, le ataron los pies y las manos, le taparon los ojos y la obligaron a tirarse en el piso de la parte trasera del auto.
A las 17.50, uno de los captores se comunicó por primera vez con la madre de Xiomara, llamada Jéssica Patricia Morales Pérez, para decirle que la tenían secuestrada.
"Patri, tengo a tu hija Naomi" (como la llaman sus padres), le dijo una voz masculina en un mensaje de Whatsapp que envió desde el teléfono de la chica.
En la segunda comunicación, el delincuente le dijo a la madre: "Llamame rápido, urgente", mientras que en la tercera la mujer tuvo un breve contacto con su hija.
Patricia escuchó a un hombre que decía: "Decile dónde estás" y oyó el llanto de su hija que le alcanzó a decir: "No me hicieron nada". El delincuente le exigió unos "30.000 pesos y cocaína" como rescate para liberarla sana y salva.
Esas tres llamadas fueron realizadas 20 minutos después de que Naomi saliera del colegio y se subiera al auto de sus captores.
La familia aseguró ante la prensa que primero fue a reportar el secuestro a la ex comisaría 38 (actual comisaría vecinal 7A de la Policía de la Ciudad) y allí no le quisieron tomar la denuncia, que llamaron al 911 y que finalmente un policía los derivó a la ex comisaría 40 (actual 9C), donde sí pudieron denunciar el hecho.
Al tratarse de un secuestro extorsivo, comenzó a trabajar en el caso la fiscal federal María Alejandra Mángano, junto a los detectives de la División Operativa Central (ex Antisecuestros) de la Policía Federal.
El padre de la chica, quien es remisero y aparentemente también vendía y compraba autos usados, finalmente pactó con los secuestradores el pago de 30.000 pesos, los cuales dejó cerca de la medianoche en el cruce de las avenidas Boedo y Chiclana, en Boedo.
Sin embargo, los delincuentes huyeron del lugar sin liberar a su hija por motivos que se investigan.
Para ese momento, efectivos de Antisecuestros seguían de cerca al auto con los captores, quienes tomaron el Acceso Oeste y, a la altura del partido de Ituzaingó, fueron retenidos para un control vehicular de rutina de la Policía Vial local.
Allí, les pidieron la documentación y el conductor entregó la cédula verde, pero al verlos muy nerviosos, los efectivos les pidieron a ambos ocupantes que bajaran del auto, lo que hizo que escaparan a toda velocidad.
Los detectives de la PFA iniciaron entonces la persecución, que culminó en la colectora de Ituzaingó, donde el auto chocó contra otro que estaba estacionado frente a una remisería y los policías detuvieron a los dos delincuentes.
En ese momento, descubrieron a la adolescente tirada y desvanecida en el piso del asiento trasero, por lo que la trasladaron de urgencia al Hospital Brandsen de Ituzaingó, donde se determinó que ya estaba fallecida e intentaron reanimarla sin éxito.
Fuentes policiales explicaron que la chica estaba tapada con una manta y cinta de embalar enroscada por todo el cuello y la cara, lo que le obstruía las vías respiratorias, y además tenía un cinturón de seguridad en el cuello.
"Creemos que murió asfixiada por las condiciones en las que la tenían, aunque no descartamos una asfixia mecánica intencional", dijo un jefe policial.
Al ser requisado el auto, la Policía encontró un bidón lleno de nafta, lo que hace sospechar a los investigadores que planeaban incinerar y deshacerse del cadáver y quizás del Duna.
También se recuperaron los 30.000 pesos del rescate e incautaron en el vehículo una pistola calibre 9 milímetros, una faca y precintos plásticos.
Los detenidos fueron identificados como Luis Alberto Fernández, de 40 años, y Martín Cortez, de 36, quienes fueron llevados a la División Operativa Central mientras eran agredidos e insultados por vecinos.
Ambos serán indagados hoy por "secuestro extorsivo seguido de muerte, agravado por haberse producido el pago del rescate y por la edad de la víctima".
La fiscal pidió que los forenses realicen la autopsia según el protocolo para la investigación elaborado por la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (Ufem).