Bo Risberg, profesor emérito de cirugía en la Universidad de Gotemburgo y experto en ética científica, bautizó el caso como "un Chernobil de la ética para el Instituto Karolinska".
Bo Risberg, profesor emérito de cirugía en la Universidad de Gotemburgo y experto en ética científica, bautizó el caso como "un Chernobil de la ética para el Instituto Karolinska".
En un artículo publicado en la prensa sueca señaló que si el Nobel de Medicina quiere mantener su credibilidad, el premio "no debería otorgarse durante dos años", como reconocimiento del escándalo y también por respeto a los fallecidos.
El cuestionado médico italiano Paolo Macchiarini se cubrió de gloria por primera vez en 2008, tras trasplantar la tráquea de un hombre fallecido a una paciente colombiana que padecía tuberculosis en el Hospital Clínic de Barcelona, en España.
El médico no tardó en convertirse en una estrella en su campo; dicha operación motivó al Instituto Karolinska a contratarlo en 2010 como investigador asociado y también como cirujano por el Hospital Universitario Karolinska que administra.
En 2011 se convirtió en el primer médico en trasplantar, en dicho centro, una tráquea artificial sintética, recubierta con células madre del paciente, enfermo de cáncer.
Pasó entonces a ser considerado un pionero en el campo de la medicina regenerativa. Sin embargo, varios de sus colegas en el Instituto Karolinska pusieron en duda sus métodos y lo denunciaron en 2014 por minusvalorar los riesgos de las operaciones y no haber obtenido previamente el consentimiento informado de los pacientes.
El estallido del caso sucedió tras la emisión de un documental en la televisión sueca que ponía en duda las prácticas del cirujano y que provocó una sacudida en la comunidad científica.