Con un nuevo pedido a que recen por él y con una manifestación de “saudade” (nostalgia), el Papa Francisco se despidió de Brasil al final de una visita de siete días, durante la cual comandó una multitudinaria edición de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que reunió a más de tres millones de fieles.
“El Papa se va, les dice 'hasta pronto', un 'pronto' ya muy nostálgico y les pide, por favor, que no se olviden de rezar por él. El Papa necesita la oración de todos ustedes. Un abrazo a todos. Que Dios los bendiga”, afirmó en el discurso de despedida pronunciado en la base aérea de Galeao.
En su breve alocución, Francisco, quien llegó a Brasil el lunes pasado, afirmó que se lleva “recuerdos felices” y extrañará, principalmente, al santuario de Aparecida, donde estuvo el miércoles y donde prometió a los fieles regresar en 2017, cuando se festejarán los 500 años de que tres pobres pescadores rescataron de las aguas del río Parnaíba la imagen de la santa patrona del país.
“Mi último pensamiento, mi última expresión de saudade, se dirige a Nuestra Señora de Aparecida. En aquel amado santuario me he arrodillado para pedir por la humanidad entera y en particular por todos los brasileños. He pedido a María que refuerce en ustedes la fe cristiana, que forma parte del alma noble de Brasil, como de tantos otros países, tesoro de su cultura, voluntad y fuerza para construir una nueva humanidad en la concordia y en la solidaridad”, afirmó.
Francisco también aseguró que ya empieza a sentir “saudade” de las cosas que vio y vivió en Brasil. Dijo que echará de menos la “fe” y la “alegría” del pueblo que vive en la favela Varginha, que visitó el jueves, el pueblo “tan amigable”, la “sonrisa abierta y sincera”, y “la acogida y la calidez de la amistad que me han demostrado”.
“Tengo la certeza de que Cristo vive y está realmente presente en el quehacer de innumerables jóvenes y de tantas personas con las que me he encontrado en esta semana inolvidable. Gracias por la acogida y la calidez de la amistad que me han demostrado. También de esto comienzo a sentir saudade”, dijo.
El Papa agradeció asimismo a la presidenta Dilma Rousseff, a los obispos, a los voluntarios y “a tantos que, muchas veces en silencio y con sencillez, han rezado para que esta Jornada Mundial de la Juventud fuese una verdadera experiencia de crecimiento en la fe”.
“En este clima de agradecimiento y de 'saudade', pienso en los jóvenes, protagonistas de este gran encuentro: Dios los bendiga por este testimonio tan bello de participación viva, profunda y festiva en estos días. Muchos de ustedes han venido a esta peregrinación como discípulos”.
“No tengo ninguna duda de que todos marchan como misioneros. Con su testimonio de alegría y de servicio, ustedes hacen florecer la civilización del amor. Demuestran con la vida que vale la pena gastarse por grandes ideales, valorar la dignidad de cada ser humano, y apostar por Cristo y su Evangelio”, agregó. El Pontífice fue aplaudido por numerosos invitados y autoridades eclesiásticas y políticas.
La presidenta Dilma Rousseff, quien regresó a Brasilia luego de participar por la mañana en la misa de clausura de la JMJ -conjuntamente con sus pares de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner; de Bolivia, Evo Morales, y de Surinam, Dési Bouterse-, se hizo representar en la despedida por el vicepresidente Michel Temer, quien afirmó que Francisco “conquistó a todos los brasileños”.
“No encantó sólo a los jóvenes. Volvió a despertar la fe en todos los brasileños”, aseveró el político, quien agregó que “la paz, entre gobernantes y gobernados, entre padres e hijos, entre trabajadores y empleados es lo que demuestra la presencia de Dios”, y concluyó: “Buen viaje, Papa Francisco, y que vuelva pronto”. (DPA)